sábado, 14 de mayo de 2016

Entrevista a Leandro Rabindranath León

Entrevista a Leandro Rabindranath León sobre política venezolana

Entrevista a Leandro Rabindranath León sobre política venezolana

Bueno, comencemos por lo obvio: ¿cómo encuentra al país?

Evidentemente nos encontramos en una crisis; yo diría que bastante seria. Uso el adverbio “evidentemente” porque me parece que las evidencias son muy perceptibles: escasez, inseguridad, una intermitencia institucional general (no sólo en el sector público, sino también, aunque en menor medida, en el privado), una inflación que no se detiene, etc. En fin, una especie de intermitencia de la vida cotidiana, que sospecho afecta a la mayoría de los venezolanos, aunque más a la clase media, que le impide, tanto al individuo como a la cultura misma, forjarse una identidad general. Esto no es un fenómeno per se de la sociedad venezolana, pero en nuestro caso es más severo y peligroso.

¿Intermitencia? ¿Cómo se come eso?

Aunque los seres humanos vivimos distintas etapas de la vida, yo diría que en cada etapa existe una especie de continuidad, de situación normal, de rutina pues. Estas circunstancias críticas que acabo de señalar, que creo es preferible leerlas como síntomas y no causas, le impiden a muchos llevar una normalidad dentro de la etapa de su vida. Considera una ama o amo de casa (perdona la redundancia, pero tú me entiendes). Una parte de su rutina podría ser ir al mercado por la mañana para comprar ciertos insumos del almuerzo, luego llegar a preparar el almuerzo, etc. Bueno, en las circunstancias actuales, es prácticamente imposible mantener esta rutina. No sabes si lo que buscas lo encontrarás en el mercado, ni a que precio, ni si será la cantidad suficiente, etc. Luego cuando este personaje regrese a su hogar puede que no tenga gas para cocinar, o que un corte eléctrico haya alterado otras normalidades que le hayan causado un retardo en su trayecto. A este tipo de situaciones es la que asocio con intermitencia y creo que nos sucede a la mayoría.

Me parece comprensible que una persona que alguna vez cultivó una rutina de vida o aspire obtenerla se sienta muy frustrada y hasta desesperada por esa intermitencia. Igualmente me parece comprensible, aunque no siempre justificado, que esa persona exprese esa frustración bajo una variedad de sentimientos negativos: ira, depresión, tristeza, odio, etc.

¿Cómo es eso de los síntomas? ¿Acaso no son esos problemas que señaló de inflación y demás las causas de esta crisis?

Creo que no es fácil verlo. Pero te explico con el ámbito que técnicamente me parece más sencillo de ver, al estilo de pelar una cebolla hasta la última capa: la inflación.

Hoy por hoy podemos decir que la inflación es la causa de muchos problemas, pero cuestiona: ¿qué causó esta inflación? Bueno, en primer lugar una concepción monetaria desconectada del contexto económico mundial en la cual se comenzó a imprimir dinero excesivo sin respaldo sólido. Aunado a eso un aumento grosero del gasto fiscal. Luego sumas un control de cambio perverso en el que tienes varios precios y que funge como una especie de pozo sin fondo: compras a precio preferencial, pero vendes a un precio mayor o incluso a un precio no oficial que es mucho mayor. Luego con la ganancia adquieres de nuevo divisas preferenciales y así ad nauseam. A todas luces eso es insostenible. Ahora suma una pésima administración en las instituciones rayana en la improvisación, sin mucha planificación, sin controlaría. Ponle un conjunto de políticas permanentes, seguro bien intencionadas, por ejemplo la inamovilidad laboral, pero que restringen el margen administrativo y funcional de las instituciones públicas y privadas y tenemos una ineficiencia atroz. Y para colmo, añade la caída de los precios petroleros. A la luz de todo esto, me parece muy evidente la inflación. Y ojo, no había mencionado el dolo.

Ahora bien, creo que cuando desentrañamos más estas causas que vengo de señalar para el síntoma llamado inflación, caemos en una concepción del hombre que a mi juicio es completamente contradictoria con el socialismo. Y aquí sí creo que estamos más cerca de la médula. Sin negar la pretensión socialista de este gobierno, la presencia de personas que lo comprenden, algunas políticas y reivindicaciones de corte socialista, yo creo que este gobierno puede ser muchas cosas, pero en la sustancia no es socialista, pues ha exacerbado a un hombre ultra consumista muy dependiente de un modo vida capitalista.

¿Por qué ese tipo de hombre? ya allí yo piso terreno blando. Yo propondría que se trata de una concepción utilitarista de la felicidad. Al principio de este proceso, ya hace bastante años, mucho antes de que otros se adentrasen a su estudio, un colega que respeto bastante observó el objetivo ultimo de Jeremy Betham sobre “la mayor felicidad para el mayor número”. Si la felicidad se cuenta por bienes materiales y placeres, entonces eso explicaría algo el frenesí del gobierno actual por que tengamos bienes materiales y disfrutemos placeres. Hay varios ejemplos. Pero para mí uno de los más emblemáticos es el automóvil. Por allí en el 2000 se pensaba que todos tenían derecho a tener su automóvil propio y en consecuencia se promovió la adquisición individual. Pero el gran problema de esa política es que no ayuda a que opere un cambio de conciencia. Más bien refuerza una conciencia capitalista e individualista. Si en lugar de eso el gobierno hubiese consagrado sus mayores esfuerzos en forjar una institución de transporte público eficiente, pulcro, seguro y para todos, entonces no sólo habría mejorado sustancialmente la vida ciudadana, sino que habría tenido mejores posibilidades de cambiar la conciencia colectiva hacia el socialismo. Y una política de ese tipo no era una revelación difícil, pues una de los atributos del socialismo es el cultivo de los bienes colectivos, los que hoy connotamos como públicos.

El gobierno hizo lo opuesto a lo público. “Mejoró” el hedonismo de la clase media y convirtió en hedonista a una parte de las clases menos favorecidas. Yo creo sinceramente que lo hizo con la mejor de las intenciones, pero los resultados están allí y no son alentadores.

¿Pero de ser eso cierto no se le atribuiría más bien al Presidente Chávez?

Seguro, claro que sí. Chávez es el primer responsable de esa política.

Pero en rigor a la honestidad, hay que aclarar tres cosas sumamente importantes. En primer lugar, cuando Chávez inicio aquellas políticas él no tenía suficiente prospectiva para conocer su derrotero. En segundo lugar, mucho más importante, Chávez estaba consciente de que había que hacer algunos reparos históricos hacia las clases bajas hijas de los campesinos desterrados entre finales del siglo XIX y una parte del XX. Esas clases, que eran invisibles para la sociedad, no sólo estaban enajenadas de la mayoría de posibilidades y oportunidades de desplegar humanidad en esta época, sino que no tenían casi participación en una idea productiva moderna o, quizá mejor dicho, en la idea productiva de Chávez. Y aquí llegamos al tercer punto: en un sistema productivo “moderno”, incluido el de Chávez, pensemos en uno de esos que le atribuiríamos a uno de esos países que tildamos de desarrollados, no sólo esas personas no tienen cabida, sino que con muchísima probabilidad no puedes alcanzar esa idea productiva moderna sin el concurso de esas personas.

Se me viene a la mente un caso de hace unos 26 años, cuando se creó el programa de promoción del investigador (PPI). En ese entonces la UNESCO recomendaba, creo que no muy fundamentado, al menos un investigador por cada 1000 habitantes. Así que el objetivo cuantitativo del PPI habría podido ser alcanzar la cifra de 30000 investigadores. Ajá, pero en ese entonces tenías un país en el cual sólo el 20 % de la población, o sea 6 millones de personas tenía acceso a una educación que alguna vez le permitiese devenir investigador. Con ese sector entonces tenías que arreglártela para tener 200 investigadores por cada 1000 habitantes, un número que sospecho no tiene ningún país. Así que el PPI estaba condenado al fracaso, punto; no había que ser muy inteligente para saberlo. Pero además, la investigación es apenas una parte de un sistema social; hay mucho más ámbitos dónde encontramos situaciones como esta. Por estos días se habla mucho de Empresas Polar como la principal empresa alimentaria del país, pero una parte innegable y tajante de la realidad es que esta empresa no siembra ninguno de sus insumos ¿cómo es posible entonces que en el vulgo venezolano se le considere alimentaria?

Bueno, Chávez entendía muy pero muy bien estas circunstancias y no sólo pensaba estratégicamente sino efectivamente. Él tenía la capacidad para comprender y aceptar que el PPI o el modelo manufacturero de la Polar estaban errados, que eran caminos imposibles para la construcción de un estado productivo. Él no sólo supo que la investigación estaba prelada por el forjado de un sistema educativo para todos, sino que para poder llegar a ese estado de investigación, tenía que incorporarse a toda la población. Del mismo modo, él también entendió muy bien que la autonomía alimentaria comenzaba por la agricultura autóctona.

En síntesis, hay que admitir que Chávez ha sido responsable de esta crisis. ¿Pero culpable? Eso es otra cosas! Él tuvo que enfrentar pacíficamente, sin violencia, a una miríada de fuerzas contrarias, muy enemistosas y violentas, dispuestas a usar cualquier medio. Cuando consideras eso, máxime cuando examinas las vilezas cometidas por el otro bando, pues creo que hay que hacer una revisión mayor. Y ahora que él está muerto, pues no sé, quizá sea mejor esperar a que esa revisión la hagan los historiadores dentro de mucho tiempo. Lo que si me arriesgaría a asegurar, sin fundamento porque jamás lo sabremos con certeza, es que él hubiese respondido por esta crisis, es decir, él habría asumido su responsabilidad y actuado en consecuencia.

¿Y cuál sería la visión económica de Chávez?

No te puedo decir con certitud que la conocí, pero sin problema puedo expresarte mi interpretación con base a los hechos.

En primer lugar, no se puede entender el pensamiento económico de Chávez sin primero plantear algunos comentarios sobre el capitalismo global. A pesar la extinta Unión Soviética, el modelo económico del siglo XX y del presente es el capitalismo. En unos 200, 300 años los libros de historia lo referenciarán como por ejemplo ahora lo hacen con el mercantilismo, feudalismo, etc. Ahora bien, y esta es la parte difícil: el capitalismo no es sostenible globalmente; entiéndase, es imposible que el planeta entero tenga un nivel de vida como el de la Europa occidental. Hay muchas indicaciones de ello mostradas por las crisis que han estallado en los últimos años. Pero para mí la variable que nos permite aprehender mejor la insustentabilidad del capitalismo es el consumo de energía. Los que hoy llamamos “países desarrollados” lo hicieron y lo hacen a expensas de un consumo energético de tal magnitud que si hoy repartes globalmente todas las reservas petroleras, entonces no sólo agotas el petróleo, lo que lo hace de inmediato insostenible, sino que no alcanza para obtener el nivel de vida deseado. Saca bien las cuentas con base al consumo petrolero delos países desarrollados y lo verás. No alcanza.

De manera un tanto simplista, hoy podemos clasificar los países en desarrollados y no desarrollados. Aunque esta clasificación no es para mí la más adecuada a la realidad geopolítica, es la que creo me permite mejor explicar el asunto. Así las cosas, la tarea de un político de un país desarrollado es mantener su modo de vida y asegurar su sustento futuro. Por eso vemos atrocidades por el petróleo como las de Iraq, Siria y Libia y también eso explica por qué debemos estar prevenidos con la posibilidad bien plausible de que nuestro país esté en la mira.

En el capitalismo mundial, los países subdesarrollados son tratados como piezas, como insumos o sirvientes de los desarrollados. Por eso el dirigente político de un país subdesarrollado tiene dilemas más fuertes y en cierto modo tareas mucho más difíciles. Muy grosso modo, él tiene dos alternativas. La primera, que tildo de colonialista, es aceptar o resignar su rol de subdesarrollado y con base a eso tratar de mejorar las condiciones de vida de su país. Creo que hay pocos países realmente estables y de alguna manera exitosos en este modelo; se me ocurre en este momento Costa Rica. La segunda alternativa la llamo desarrollista y consiste en orientar la política hacia el desarrollo, es decir, hacia devenir un país desarrollado; hay países que lo han logrado; Corea del Sur es para mí un ejemplo emblemático, quizá Singapur también pueda encajar aquí. Y estos dos países tienen un denominador común bastante peculiar: su desarrollo se llevó a cabo bajo gobiernos autoritarios, lo cual no necesariamente tiene que interpretarse como malo.

Si te casas con el colonialismo, entonces prácticamente resignas que tu cultura en el todo jamás alcance un nivel de vida como el europeo. Pero si te casas con el desarrollismo, entonces no sólo la cosa es más difícil, porque no sólo no está asegurado que alcances el desarrollo a nivel de tus capacidades país, sino que requieres la venia de los países desarrollados, lo cual tiene un precio. Es como sumarse a un club; no es gratuito. Además, si optas por esta vía, entonces tienes que estar dispuesto a explotar y a justificar la explotación de otras culturas.

Ahora imaginemos al Chávez de principios de siglo. Él comenzó por “la tercera vía” de Tony Blair, cual en síntesis pretendía como meterse entre el capitalismo y el socialismo. Muy pronto Chávez se desilusionó. Recuerda que Tony Blair fue uno de los principales artífices de la invasión a Iraq. Por aquí estuvo Aznar ofreciéndonos muy explícita y descaradamente nuestra estrada al club, aunque no como socio principal, sino como una membresía de prueba. ¿Recuerdas el testimonio de Chávez cuándo él le preguntó a Aznar sobre qué sucedería con los demás países? Su respuesta fue: “ellos ya se jodieron”. Bueno, allí tienes un asidero corroboratorio acerca de cómo funciona el mundo.

A todo lo anterior le aúnas el rechazo hacia Chávez de nuestras pseudo oligarquías, que prefieren que seamos una colonia petrolera, y encuentras a un individuo con el fuerte dilema moral de colonizarse o desarrollarse. Yo creo que fue en ese entonces que nació el genio: Chávez inventó su propia tercera vía fuertemente inspirada en las ideas bolivarianas sobre la unión sudamericana. Pero muy importante a señalar es que él fue uno de los primeros políticos que asumió como error aspirar a un nivel de vida desarrollado. Él se percató de que perseguir el modelo de vida consumista sólo alimentaba al capitalismo insostenible; pero además, por su propia raigambre semi-campesina, él supo que para ser feliz no tienes por qué perseguir ese modelo y que una idea de felicidad no tiene por qué atarse al él. O sea, él entendió que una solución justa, humana, sustentable, requería otro modelo de vida, no el actual consumista.

Hay hitos muy importantes de este pensamiento: el entierro del ALCA, el ALBA, UNASUR. No puedes plantear una economía anticolonialista que esté aislada del contexto regional. Así pues, el plan de Chávez consistió internamente en emplear los recursos petroleros y externamente en una política diplomática de unión para tejer un sistema económico americano sustentable. En ese sistema, estábamos destinados en un primer tiempo a ser los proveedores de energía y derivados, pero en condiciones iguales, no como las coloniales. Este fue el plan, como norte o, mejor dicho en palabras de Chávez, como sur. Creo que tuvo avances importantes en externo, pero su instrumentación en lo interno ha fracasado estrepitosamente y para entender eso me remito a los síntomas que enuncié en las preguntas anteriores.

En todo caso fue un gran plan, y quizá aún lo es; no sólo porque era viable materialmente, quizá no geopolíticamente vis-à-vis de los grandes poderes antagonistas, sino porque por primera vez en más de medios siglo aparecía una alternativa al capitalismo contemporáneo y también de del socialismo no realizado del siglo pasado. Hoy por hoy un gobernante, incluso de un país desarrollado, es una veleta en un viento de poderes económicos gobernados por unas poquitas familias. Pero Chávez se desligó y rebeló contra eso, lo cual por supuesto es extremadamente peligroso y quizá fue eso lo que le costó la vida.

¿Usted cree en la hipótesis de asesinato de Chávez?

Personalmente no lo creo, pero ciertamente como proposición me parece razonable considerarlo.

No lo creo porque no tengo ningún indicio de que lo hayan asesinado. Por otra parte, me parece que el ocultar los detalles de su enfermedad no ayuda a forjar una hipótesis seria de asesinato. El cáncer es una enfermedad aún misteriosa y muchas veces mortal. El propio Chávez reconoció el cáncer y haberse descuidado, hay cánceres que matan en poquísimo tiempo y sabemos muy bien que el tipo trabajaba en exceso. Así que en ausencia de evidencia yo no puedo aceptar como válida la creencia del asesinato.

Claro, la posibilidad de que haya sido asesinado es completamente verosímil, aclarando que hay que demostrarla. La historia está repleta de asesinatos políticos, su figura e ideas inspiraban a una buena parte del planeta, era muy peligroso para los intereses de los principales poderes geopolíticos y en añadidura era detestado por otra parte del planeta. Pero de allí a lanzar afirmaciones de asesinato sin sustento objetivo me parece irresponsable.

Resulta curioso que no haya mencionado la guerra económica, ¿qué diría a ese respecto?

Pues a mí no me resulta curioso porque, a pesar de que creo estar bien consciente de ella, creo que la ponderación de acciones que nos condujeron a esta crisis está más dominada por los errores del gobierno que por la guerra económica misma.

¿Y no cree Usted que la guerra económica sea una excusa para ocultar los errores del gobierno?

Por supuesto!, y como narrativa inicialmente caló porque muchas de nuestras malas vivencias, escasez, colas, inflación, etc, suceden también durante guerras con balas; pero de ningún modo se puede negar la existencia de un patrón intención-acción de agresión contra nuestra economía.

¿Cuáles son sus fundamentos para decir que sí hay guerra económica?

Aunque no es directamente mostrativo, en lo sustancial todos los agentes que operaron en el golpe del 2002 y el paro petrolero aún siguen muy activos, y ello sin que haya mediado una solución política. Ya tenemos un conflicto de más de 16 años que no se ha resuelto. Soy de los que piensan que los conflictos en cierta medida son normales en las sociedades, inclusive sanos, siempre y cuando se resuelvan. Creo que en eso estriba mucho del arte político. Ese conflicto que condujo al golpe y al paro petrolero, cual por cierto se remonta antes de la IV república, aún sigue latente y va en camino de hacerse patente. En dirimir ese conflicto creo que fracasó Chávez y para mí la principal causa de su no resolución, por parte de Chávez, es la impunidad.

En cierto modo, una guerra es una consecuencia, quizá última, de un conflicto. Puesto que las condiciones político-sociales del conflicto no han cambiado, así como tampoco en lo fundamental las proporciones de fuerzas, no es para nada extraño que esa guerra aún continúe. Lo que sucede es que la oposición ha aprendido mejor a ocultar las caras e inclusive a infiltrarse; ya no lo hace tan descaradamente como en el 2002.

Y hay evidencias objetivas y concretas. Tenemos a Dolar Today, el cual claramente ha promovido la especulación cambiaria, la cual a su vez a sido un ariete para la inflación. La razón de que a muchos les cueste entender por qué Dolar Today es una amenaza seria es que en nuestro imaginario asumimos que la moneda tiene un valor, pero no es así. Una moneda es una representación de un valor, no es la presencia del valor. Así que por sí misma no vale más allá del coste del papel e impresión; su valor está en la confianza que le den como representación. Por eso la confianza es esencial para una economía y por eso a mí me resulta muy claro que Dolar Today es un acto de guerra contra la economía. Digo todo esto sin desconsiderar el cúmulo de errores monetarios que ha cometido el gobierno, entre los cuales hay que señalar en este momento el ocultar la cifras económicas. Qué imbéciles! no se dan cuenta de que promueven el dólar paralelo.

También hay evidencia sumamente clara de acaparamiento a gran escala, que no se explica como almacenamiento preventivo.

Por último, pero no menos importante, nos encontramos en una situación geopolítica sumamente delicada y estratégica para el modo de vida de occidente. Tenemos la mayor cantidad de reservas petroleras del planeta, y en añadidura, por el proceso que hemos vivido durante los últimos 16 años, somos “emblema” de rebeldía ante ese modo de vida y los medios que éste emplea para mantenerlo. Pongo “emblema” entre comillas porque, a pesar del pensamiento de Chávez, yo creo que en el imaginario de nuestra población impera el alcanzar ese modo de vida, bien sea por la vía desarrollista o la neocolonial. Así las cosas, en los intereses del los países desarrollados, es estratégico aplastar este proceso. Aunque reconozco que el gobierno ha abusado de este discurso hasta falsificarlo, para nada eso deja de ser cierto y la luz de los antecedentes históricos, pero también de otros muy recientes, verbigracias de Libia, Iraq, Siria, etc, me parece muy claro este peligro. Y a este tenor, no dejan de asombrarme algunas cosas. La incredulidad de algunos ante esta posibilidad. Más aterrador: el deseo de algunos conciudadanos por que el desenlace de este proceso sea una intervención extranjera. Esto último me parece muy grave porque indicia que como cultura estamos fuertemente fragmentados y que la posibilidad de una guerra de verdad no es en lo absoluto remota. Para mí, la actitud de complicidad y justificación hacia las guarimbas que le noté a algunos ciudadanos me confirmó que no estamos nada lejos de este escenario.

Así que la guerra económica es una realidad. Pero el que se esté perdiendo se debe más a la negligencia del gobierno que a “méritos” de la oposición, si se les puede llamar así.

¿Cómo evaluarías al presidente Maduro?

Me resulta lamentable decirlo, pero no muy bien.

Pero ¿cuáles serían sus señalamientos?

En cuanto a la forma, veo en el presidente a un pésimo comunicador, quizá ello se deba al abuso del verbo en ausencia de acción y carisma. Nuestra sociedad, como la mayoría de las existentes, construye y depende de una matriz informativa. A ese tenor, Maduro no sólo como persona, sino como emblema del gobierno, ha sido pésimo. Los gazapos y demás menudeces oratorias no son tan graves. Lo grave es que abusa de los anuncios a futuro, lo cual aparte de que por sí es delicado, pues podría anticipar movimientos a sus adversarios, estos anuncios casi nunca se concretan en hechos y, puesto que sin hechos es muy difícil construir una realidad discursiva, pues la única realidad que hemos incorporado es tender a no creerle. En síntesis, ha pulverizado su confianza.

En cuanto al fondo, ¿cómo llegó a eso?. Creo que en lo esencial él mismo lo ha reconocido: no tenía experiencia política. Eso lo resume todo y creo que eso no lo supo ponderar Chávez. Esa falta de experiencia, aparte de haberle propiciado sus errores comunicacionales, le ha impedido reconocer que se ha dejado envolver por 3 grupos internos de poder, que no puedo mencionar explícitamente, que tienen intereses y visiones distintas del gobierno. Me da la impresión de que él no termina de percatarse de eso, lo cual es grave. Pero la consecuencia es que es muy difícil formular, armar y articular sus planes entre esos grupos ejecutivos. Creo que por ello es que casi nunca se concretan sus planes, verbigracias de la ley de precios justos, SITME/SIMADI, cierre fronterizo, captahuellas, OLPs, etc, pseudo planes cuyos resultados en la realidad concreta han sido totalmente opuestos; con el consecuente coste político en más pérdida de confianza.

Si él lograse aprender de sus errores, entonces quizá podría ser un gran presidente, porque aparte de que tiene sus cualidades interesantes, con todo lo defectuoso y cuestionable que pueda ser, él tiene una visión país y un plan para acometerlo. La oposición, al menos la visible, no tiene plan. Pero ahora él tiene al tiempo y la época en su contra.

¿Qué le ve positivo a Maduro?

Aunque creo que está entrampado y seguramente engañado, me parece una persona aferrada a su pensamiento, que no se deja torcer por otros poderes. Podría decir que está equivocado en muchas cosas, pero no puedo dudar de su lealtad al proceso que inició Chávez, lealtad que por cierto podría ser parte del problema, pues el programa de Chávez estaba lejos de ser perfecto. Pero en todo caso esta lealtad me parece digna de resaltar en estos tiempos, porque no lo veo como alguien que al final vaya a quebrarse y abandonar a los demás a su suerte (como lo han hecho otros). Él luchará hasta lo último.

También me parece significativa la clase social que él representa. Él es descendiente de la clase campesina que fue desterrada del campo y forzada a vivir en los suburbios de las grandes ciudades. No sé que tanto él racionaliza este hecho, pero me parece indudable que tiene esta conciencia de clase. Como tal, creo que es un acérrimo defensor de esa clase, lo cual me parece positivo. Creo que es el primer presidente de este país que realmente es representante de esta clase. Otros fueron malinches.

¿Por qué califica de malo al plan del presidente?

Antes que nada porque no es un plan en sí. Lo que llaman el plan de la patria no es de ningún modo un plan. Es más bien una declaración no muy clara de metas a alcanzar disfrazada de objetivos mal formulados, los cuales, bajo una interpretación bondadosa y de buena fe, podrían considerarse grandes lineamientos socialistas. Pero en rigor, el plan es un esperpento porque aparte de que los objetivos no están para nada bien formulados, no contiene directrices instrumentales; es decir, no hay indicaciones acerca de cuales serían los medios para alcanzar los objetivos. Obviamente es imposible que los contenga porque en realidad no hay objetivos.

¿Con cuál de los objetivo no estaría de acuerdo?

Como lineamientos estratégicos, no es que esté en desacuerdo con ellos. Pero repito, los 5 objetivos del plan de la patria son más bien grandes lineamientos políticos o metas, y sin objetivos que expliquen cómo se aspira saber si se alcanzan o no las metas, pues no tiene mucho sentido la cosa.

Un plan no sólo tiene que establecer metas, sino que tiene que establecer objetivos. Entendido por objetivo una descripción narrativa con componentes cualitativos y cuantitativos que describa los sucesos que indiciarían que las metas fueron alcanzadas. Por ejemplo, para el tercer objetivo, el alcanzar el estatus de potencia, ¿qué debería de ocurrir para saber que hemos devenido potencia? En este sentido, uno podría haber establecido enunciados del estilo: una inflación de 1 dígito anual unida con un crecimiento de un tanto por ciento en exportaciones, una reducción porcentual algo por ciento en las importaciones alimentarias básicas. Enunciados como este no sólo son objetivos, sino que te permiten darle seguimiento ejecutivo y político a tus acciones.

La otra gran falencia son directrices instrumentales. No se habla de cuáles son los medios permitidos, preferidos, evadidos y prohibidos. Por ejemplo, puedes decir que el financiamiento externo debe provenir de países aliados, puedes enunciar las condiciones innegociables de cualquier financiamiento. Y así por el estilo.

La ausencia de objetivos es como saber que se desea ir al norte, perdón al sur, pero no sabes dónde está el norte. La ausencia de directrices instrumentales es como no tener brújula.

Así las cosas, la interpretación del plan es muy diversa y vaga y en parte ha servido para que se haya tejido en nuestra sociedad una burguesía con una proporción pequeña desarrollista pero en su mayoría rentista.

¿Qué le recomendaría al presidente?

Hay que separar lo táctico de lo estratégico para dar cuenta de esa pregunta. A esto se antepone una dificultad dada por el hecho de que Maduro está cerca del borde dónde se cruzan estos aspectos. Trataré de explicarme.

Estratégicamente yo le recomendaría tres cosas. La primera es encontrar una manera de que él pueda mirar y pensar sobre el problema país desde afuera; “outside the box” como lo connotan algunas escuelas de pensamiento de sistemas. En ese sentido, lo primero que consideraría es lo que llaman la estrategia de la ausencia, la cual, aunque tradicionalmente su intención es causar extrañeza en los adversarios, en este caso tendría otras ventajas. Para empezar, creo que al país le caería bien descansar de su discurso. Una ausencia mediática del presidente le daría un poco de espacio de maniobra; nota que Maduro ha devenido muy predecible y reactivo; él debe cambiar eso y devenir activo. Finalmente, lo esencial, él necesita suficiente distancia para encontrar otra perspectiva, una mirada distinta que le permita aprehender sus errores para que así deje de cometerlos y pueda planificar autonómicamente, no como da la impresión actual de que escucha planes y decide por ellos. Esa ausencia pasa por distanciarse de sus grupos internos de poder, que él debe identificar y sacar a los incompetentes (que los hay y muchos) y entre los cuales quizá esté su propia esposa. No señalo esto último como objeto de chisme, sino para que se entienda que no es una tarea fácil; requiere valor, fuerza de carácter

Pero a esta primera recomendación se antepone el tiempo. Napoleón decía que se podía sacrificar espacio, pero que no se podía perder tiempo. Y aquí aparece un asunto táctico de envergadura: la posibilidad, no despreciable, de que la oposición logre un referéndum y logre revocarle el mandato o lo pierda; independientemente de que las cuentas den o no para ser revocado, si Maduro pierde el referéndum la crisis se agravará. Creo que él no supo aprender de la derrota electoral en la asamblea nacional y se descuidó, actuó como si ella no hubiese ocurrido.

Así que a la luz de esta posibilidad táctica, Maduro debe seriamente preparar las cosas para una derrota. No me refiero a que eso vaya a ocurrir sino a que debe considerarlo posible y en consecuencia estar preparado. Y en función de esto yo aportaría mis dos restantes recomendaciones, que son excluyentes entre sí.

Mi segunda recomendación es sopesar lo que el mismo Chávez llamaba una retirada estratégica. Eso pasa por asumir que ya es seguro el regreso de la derecha al poder; yo creo que al menos es altamente probable. En ese caso, la racionalidad estratégica apunta a escoger el momento más favorable, aquél que mejor potencie el retorno. Es una alternativa muy dura, pero quizá sea moralmente la mejor. A la luz de la tendencia, me parece plausible esperar que la crisis se agrave. Por esta razón, yo creo que cuánto más tarde la derecha en alcanzar el poder, más licencia y libertad ésta tendrá para imponer su ideología de gobierno. Por el contrario, si la derecha tomase el poder en este momento, entonces creo que ella estaría en tremendo lío, le sería muy difícil gobernar cómo ella quiere, y tendría que pactar con el chavismo para poder gobernar. Por otra parte, sería una manera de poner a prueba al proceso que inició Chávez, de saber qué quedó instituido y evaluarlo. El chavismo tendría una oportunidad seria de purificarse, se descubrirían las verdaderas lealtades y pensamientos. En el mismo sentido, el PSUV como partido podría por fin forjarse, porque jamás ha sido un partido político, nunca ha sido opositor, ni siquiera ahora que se perdió la Asamblea. Por otra parte, si la oposición es la misma que ganó las legislativas, entonces es bastante plausible que vayan a cometer errores graves. Cuánto más temprano se vean estos errores, más fácil es detectarlos y repararlos.

Supongamos que la situación económica mejore, bien sea por la acción interna o porque se recuperen los precios petroleros. En este escenario, ¿sería eso suficiente para ganar el referéndum? Yo creo que no, porque justamente ya estamos en el tiempo y además en la mala época; la izquierda continental ha sufrido derrotas, quizá en parte debido a nuestra crisis. Así que una retirada podría ayudar también a las izquierdas allende, a la unión latinoamericana, quizá a la española.

En la retirada estratégica yo estoy asumiendo que Maduro ya no tiene ninguna posibilidad electoral para el 2018. Eso me parece claro, pero si estuviese equivocado, las consideraciones en la retirada siguen siendo válidas.

Ahora bien, ¿cómo se podría materializar una retirada? Eso es “fácil”, si lo hace oportunamente de manera de lograr el efecto sorpresa: una renuncia. Esto conllevaría a unas elecciones presidenciales antes de lo que la oposición se las espera y para las cuales tendría menos tiempo y sería menos fuerte. Si el gobierno las gana, entonces cuando menos se aliviarían las cosas. Si las pierde, entonces ya se estaría en la retirada estratégica. La sorpresa es muy importante a afectos de dominar la acción y dejar de ser reactivo. Y no sólo se trata de sorprender a la oposición, sino a las propias fuerzas internas en el gobierno, las cuales, de sospechar esta posibilidad, se aferrarían y tratarían de acorralar a Maduro; tal vez hasta podrían ir más lejos.

Mi tercera recomendación es casi opuesta a la segunda, salvo en el hecho de que también asume que Maduro no tiene ningún chance electoral. Si él asume eso, entonces él puede asumir que no tiene nada que perder y echar el resto en función de que sea bien recordado. En este enfoque, en lugar de escoger el mejor momento, él prepararía al país para defender el legado y reivindicaciones de la revolución. La idea sería un golpe de timón drástico que favorezca la institución de las partes buenas del legado. Esto por supuesto pasa por desmarcarse de sus grupos de poder internos, destituir a todos los incompetentes, quizá a todo el gabinete, armar un plan factible y claro, pero sobre todo, pasa por tener la claridad para identificar a las personas competentes y la valentía para de nombrarlas. También, y esto sería muy difícil, él tendría que identificar las partes malas de la herencia de Chávez y extirparlas. Lamentablemente, para serte honesto, yo creo que instrumentalmente es dificilísimo, principalmente por dos razones. La primera es la enorme fricción que tendría esta alternativa, pues los poderes que tienen envuelto a Maduro no se van a dejar quitar sus prebendas fácilmente. La segunda es que no estoy seguro de que Maduro tenga la capacidad. En lo personal, yo me guío mucho por los resultados y para mí uno de los peores defectos de Maduro, es que no observa los resultados. Por ejemplo, luego del fracaso de la política económica, que es una realidad concreta ¿cómo es posible que Marcos Torres tenga otro ministerio? Eso es una irresponsabilidad y refleja una ignorancia de los resultados (adversos). A la luz de esta crisis, ¿cómo es posible eso de los superministros con varios cargos? ¿cómo puede ser que Merentes aún siga al frente del BCV? Después del fracaso de aquel sacudón del 2014, Maduro no debió pedir que su gabinete pusiese sus cargos a la orden, debió de haberlo destituido en pleno y ya. Hizo lo contrario, los enrocó. Me recuerda un proverbio árabe que reza “la primera vez que me engañas es tu culpa, pero la segunda vez es mi culpa”. Chávez también tenía esa manía y por lo visto Maduro heredó ese estilo, pero él también tenía límites de tolerancia muchos más bajos, cuales yo creo eran función del coste político que les acarreaba. Maduro ha endosado políticamente todas las fallas de sus ministros y éstos aún siguen con poder y licencia para seguir poniendo la torta.

Tú te preguntarás entonces ¿por qué propongo esta alternativa si la encuentro tan difícil? Porque su dificultad está en la personalidad de Maduro, pero no en el entramado de poder. Este gobierno tiene toda la capacidad para resistir hasta el 2018, aún perdiendo el revocatorio, e inclusive aún siendo Maduro efectivamente revocado.

Usted asume que la oposición es de derecha, ¿no será eso algo injusto?

En lo que atañe a las caras visibles sí, es bastante de derecha. Yo creo que eso es innegable a la luz de los hechos.

Por cierto, permíteme plantear que una autentica persona inteligente de izquierda, no puede apoyar seriamente a este gobierno, pero tampoco puede ser cómplice de esta derecha.

Para mí no valen como izquierda aquellos que se voltearon y ahora militan para los intereses de la derecha. Yo creo que se puede ser muy crítico contra el gobierno sin caer a apoyar explícitamente a la derecha. Compara a Teodoro con Domingo Alberto Rangel, ambos detractores del gobierno; pero de la militancia izquierda de Rangel nadie nunca tuvo duda; de Teodoro está claro por su propia acción de gobierno que es de derecha. Y hay movimientos que claramente se han desmarcado del gobierno sin irse a la derecha; Marea Socialista, por ejemplo.

Ahí tienes las imágenes de Capriles, Leopoldo, Maria Corina y combo el 12 de abril de 2002. ¿Que una persona puede recapacitar con el tiempo? Seguro que sí, pero las guarimbas fueron hace dos años. ¿Quién de esos personajes condenó las guarimbas? Ninguno! algunos hasta fueron promotores directos. Seguro que algunos opositores han recapacitado y ahora son más conscientes, pero los hechos recientes muestran claramente que éstos no. Y bueno, acontece que esas son las caras de la oposición, quiénes harían un gobierno opositor.

¿Cuál opinión le merece Capriles?

Capriles es hijo directo de la política arreglada por las familias de poder. Su padre compró su curul como diputado por el Zulia en las elecciones del 98, y no recuerdo alguna vez haberle notado acento zuliano. Lo viste como alcalde en el golpe del 2002 saltando escaleras hacia una embajada a la cual le habían cortado sus servicios básicos y les habían destruido algunos bienes. Cuando le escuché sus argumentos hacia el embajador para pedir que se revisase la embajada me percaté de que, aunque con un título de abogado, este tipo no comprendía mucho de derecho ni de derechos.

Es un individuo muy peligroso porque no es autónomo. Él sigue líneas de terceros de la burguesía rentista que lo han preparado para ser presidente. Con el tiempo ha aprendido a ser mejor político, pero no lo suficiente. Hay que ser realmente torpe para haber dilapidado su logro electoral del 13 de abril de 2013 con aquellos comportamientos y declaraciones. En ese momento para mí quedó claro que el tipo es un imbécil político porque, a pesar de los resultados cuantitativos ligeramente desfavorables, el verdadero ganador de aquella elección fue él. Con aquel logro él habría podido adjudicarse el liderazgo total de la oposición. Pero esa misma noche comenzó a diluirlo.

¿Y sobre Leopoldo López?

Es mucho más inteligente y preparado que Capriles, y además lo supera en carisma. También creo que es más autónomo. Pero aparte de que está asociado a la burguesía rentista, es el más fascista de los de su grupo. Y a su grupo ha de reconocércele una habilidad de cabildeo impresionante, hasta tal punto que a pesar de su talante fascista, ha recibido espaldarazos de personalidades de izquierda y hasta de la internacional socialista (que no es socialista, claro).

¿Y no lo considera un preso político?

No. Parafraseando a Chávez, él el un político que está preso por delitos específicos, juzgados y sentenciados.

Pero, aparte de que en torno a su juicio hay muchos cuestionamientos, ¿no cree que en lo esencial se le juzga por opinar?

Creo que en lo esencial a él se le sentenció por las consecuencias que acarrearon sus palabras, el contexto y circunstancias en que se pronunciaron. Y aquí debo explayar para entender el contexto que lo hace culpable.

Lo primero que hay que señalar es que el gobierno muy claramente arrasó las elecciones regionales de diciembre de 2013. Esto es sumamente importante destacarlo porque no es lo mismo que un dirigente convoque a una salida en plena campaña electoral a que lo haga un mes después de ser derrotado. Así que políticamente hablando aquella “salida” no podía aludir ninguna clase de democracia. Estaba más que claro que incitaba a un tipo de rebelión.

En segundo lugar, su llamado a la salida se dio un 23 de enero, fecha recordada por ser la de la salida de Pérez Jimenez. Grabaciones y otros documentos evidencian que lo que instigaba no se circunscribía a nada institucional.

En tercer lugar, y yo creo que el gobierno hizo lo correcto, él fue muy clara y explícitamente advertido de que él tendría que afrontar las consecuencias si su convocatoria deparaba en violencia.

En cuarto lugar, ocurrió que en el lugar y tiempo de la convocatoria se desató una ola de violencia que duró un par de meses; y no me parece casualidad que los lugares más violentos eran muy afines políticamente a su partido.

En quinto lugar, él tipo no asumió su responsabilidad; todo lo contrario, se dio a la fuga. En otras latitudes eso es un agravante muy serio que suele agravar la culpa.

Es posible, no lo sé, que en su juicio hayan ocurrido anomalías, pero en lo que a mí concierne y en el balance es completamente culpable y me parece muy bien que pague por eso. Los tipos como él suelen salir impunes y a pesar de que ese es nuestro estado general, no cae mal como mensaje que alguien que lo haya tenido todo, que haya movido un montón de poderes para evadir la justicia, haya sido vencido. Pero es una gran lástima que esto se dé en medio de este clima de descarada impunidad, lo cual lamentable y evidentemente deslegitima su sentencia.

¿Cuál cree usted que será el derrotero de esta situación?

Creo que ya es inevitable que la derecha alcance el poder a más tardar en el 2019. Pero si nuestra economía cotidiana continúa como va, podrían aparecer escenarios que finalmente desestabilicen al gobierno y lo fuercen a dimitir.

Independientemente de cómo y cuándo, es seguro que serán tiempos peligrosos para todos. Yo distingo el peligro desde cuatro perspectivas. La primera es la actitud tradicional de la derecha, la cual nunca ha cambiado y te aseguro que sin importar la manera en que acceda al poder, ella no esperará nada para tomar medidas muy dolorosas. Allí tienes el ejemplo de Macri en Argentina y hoy, justamente, estamos viendo como Temer en Brasil, con no más del 2 % de aprobación, disuelve ministerios y pone un gabinete marcadamente de derecha, sin mujeres y sin afrodescendientes, pasando por encima de unos 54 millones de personas que eligieron a Dilma. Me da un poco de risa con nuestra clase media que hoy se alegra por lo de Brasil; pobres! no saben que la mayoría de ellos van hacia el matadero. Pero al menos en Argentina y Brasil ya existen inercias económico-productivas que permiten y dan espacio de maniobra a recetas económicas liberales; aquí no, y esa es la tragedia de nuestras escuelas de economía que creen que la lectura del país se hace con métodos de escuela allende, no!. Somos un país absolutamente rentista, no sólo en lo económico, sino en lo cultural; la mayoría de nuestros economistas no entienden eso y siguen pensando en recetas de mundos que no son rentistas. A esto hay que aunarle algo peor: más allá de recetas mejicanas, chilenas, etc, que repito, no aplican a economías rentistas, la oposición no tiene un plan concreto. Sé honesta y examina las propuestas de la actual asamblea nacional. ¿qué es lo que proponen? Nada en lo sustancial! Cuando hablas con un diputado opositor éste te sale con una ley de amnistía o mucho peor, pregunta por la partida de nacimiento de Maduro. ¿De verdad, seriamente hablando, crees que esas posturas contribuyen algo? Por eso es fácil anticipar que las medidas económicas de la oposición vendrán de afuera y serán de corte neoliberal; ellos no tienen ideas, mucho menos planes.

La segunda perspectiva será la represalia política directa. Hay que reconocer que nuestra oposición en la Asamblea Nacional ha jugado un papel pésimo, pero yo creo que eso no justifica que el gobierno haya desaprovechado esa oportunidad para establecer puentes de diálogo. Más bien ha hecho todo lo contrario, ha aislado a la asamblea. Cuando estos opositores tengan poder, irán contra los que hoy están en el gobierno y con todo, y podrán darle aires de legitimidad a sus venganzas escudándose en las propias acciones que hoy hace el gobierno.

La tercera perspectiva es para mí más inquietante. Durante estos años se ha desvelado y enardecido un fortísimo odio entre clases. Si bien yo creo que eso aplica a todos los bandos, pienso que está más arraigado en la oposición. Imagina una persona que se encuentre entre los 20 y 35 años. Esta persona realmente no conoció la IV República; su única referencia es este gobierno. Piensa en un niño de 10 años por allá en el 2000, 2001, 2002, cuando nuestra economía no estaba tan inestable como hoy, pero viviendo el resentimiento social inducido por los grandes medios de comunicación. Bueno, creo que cuando le derecha se alce con el poder esta persona tenderá a la represalia y, si esta persona tiene responsabilidades, irá por el atropello. Por el otro lado, ¿cómo crees que van a reaccionar las clases que en los recientes años descubrieron la esperanza y un modo de vida distinto (aunque individual) cuando se vean amenazadas? Para mí la gran lección de las guarimbas fue saber que tenemos una caldera social, que perfectamente nos podrían llevar a una guerra.

La intensidad de todo esto dependerá de cuándo y cómo la derecha tome el poder. Cuánto más tarde, mayor libertad ésta tendrá de hacer lo que quiera, pues encontrará una resistencia desgastada y desmoralizada por esta crisis económica. Si lo hace ilegítimamente, cuestión que por su tradición e intención es bastante probable, la polarización, que actualmente es bastante alta, se exacerbará.

Por estas consideraciones es en que yo insisto en la idea de retirada estratégica; no sólo como la mejor manera de mitigar el daño político, de recuperarse y de quitarle espacio a la derecha, sino en el balance como lo mejor que se me ocurre en este momento para aliviar las cosas. De todos modos, hay que observar lo que sucederá en Brasil en los próximos meses; ese será un marco de referencia para nosotros.

Pero Independientemente del modo, a mediano plazo, no más de 5 años, el chavismo regresará al poder. La única manera que tiene la derecha para instaurar un gobierno afín a sus ideologías es que apele a modos autoritarios y represivos y aquí está mi cuarta perspectiva de peligro, la cual podría escalar hasta una guerra civil o una intervención extranjera. Para anular este peligro, el chavismo debe ser muy astuto, saber contener y hasta ocultar sus fuerzas, saber negociar su “capacidad de fuego” sin llegar a usarla. Creo que ese será el principal desafío del chavismo cuando sea opositor.

¿No cree que el gobierno sea capaz de recuperar la economía?

No lo creo. No sólo al gobierno se le acabó la imaginación, el liderazgo, la autoridad, el poder de ejecución, sino que también se le acabó el tiempo.

Cuando menos se requieren 1 año para estabilizar la economía y dos para comenzar a recuperarla y todo ello asumiendo cambios estructurales y ejecutivos de los cuales no le veo al gobierno ninguna intención de emprender. El gobierno, y creo que Maduro es el principal responsable, está atrapado en un modelo económico inviable, que otrora fue posible ilusionarlo por la renta petrolera. Y es asombroso ver la negación del gobierno al rentismo. Ahora hablan de que hay que superar el rentismo, pero en todas sus acciones lo están reafirmando.

¿Cómo es eso de reafirmar el rentismo?

Bueno por un lado siguen promoviendo la idea de que el estado debe solucionar todos tus problemas y con ello el clientelismo. La cultura clientelar es resultante del rentismo. Yo veo con mucha preocupación esto de los clap, Si estuviésemos en un contexto de cataclismo, esa sería una medida esencial, contingente, con fecha de caducidad claro; pero no sólo sospecho que su pretensión es sostener unas cuantas prebendas a la vez de ganar algo de oxígeno electoral, sino que no tienen un plan para instituirla, lo cual obviamente no es posible.

Vemos esto del racionamiento eléctrico y el no laborar en la administración pública para ahorrar energía. Sin embargo, la proporción de consumo residencia es de 60 %, razón por la cual yo no estaría seguro de que desplazar un consumidor productivo a su residencia vaya a redundar en mayor ahorro. Así que me parece más plausible interpretar esto como una especie de compensación: tenemos crisis eléctrica, pero te dejo trabajar menos por el mismo salario.

Pero además, siento que el gobierno está jugando a una de sacrificar el fin por los medios y eso suele pagarse muy caro. Mira esto del arco minero. No hay algo más emblemático del rentismo colonial que la minería; fíjate que hasta la llamada teoría española del valor viene de allí. Pero entonces, ¿no es una contradicción monumental lo del arco minero? Si eso le sumas esta crisis eléctrica causada por la sequía y el hecho de que la minería agravaría las sequías, pues eso huele a desesperación, a tratar de obtener divisas como sea para mantener el modelo. Obviamente eso no es sostenible.

¿Sigue Usted apoyando al gobierno?

Lo apoyo en su sensibilidad hacia las clases más desfavorecidas, a pesar de la extrema demagogia en que ya están cayendo y del conocimiento que siento de que esa sensibilidad no evitará que regrese la derecha. Para mí está claro que las clases bajas, incluida la media asalariada, estarán mejor con este gobierno que con uno de derecha; mientras que las clases altas definitivamente estarán mejor con la derecha. Bajo esa óptica, yo no puedo negar simpatizar con este gobierno, pero hasta allí. En los resultados concretos no puedo estar de acuerdo con él, lo cual me parece muy lamentable, pues yo creo en el proyecto de Chávez.

En su opinión, ¿qué es lo más deseable que suceda?

En términos realistas, tratando de aislar el dominio de lo que uno desea, creo que lo mejor es que el gobierno encuentre una manera de soltar el poder, de mostrar que no está usando el poder para aferrarse a él, de arriesgarse a la derrota y de eventual y posiblemente aprender de ella. Soltar no necesariamente implica cederlo; quizá hasta sea lo contrario, una manera de mostrarlo. ¿Qué haría la oposición si en este momento le entregasen el gobierno? Yo creo que no mucho, pero creo que la tendrían muy difícil. Pensando en todo esto es que yo prefiero lo que ya connoté como retirada estratégica. Pero si ello no sucede, y de hecho no lo creo muy probable, pues deseo que lleguemos al referéndum y éste se lleve a cabo. Creo que el gobierno lo perderá, mas no estoy seguro si será suficiente para revocar al presidente. En ese entonces, Maduro o quién esté de vice-presidente debe asumir la derrota y preparar al país para un cambio de gobierno en las condiciones más justas y pacíficas.

¿Y qué cree que realmente sucederá?

Lo más probable es que se efectúe el referéndum. En términos realistas, este se hará el año que viene. No veo posibilidad de que el gobierno lo gane. Se revoque o no al presidente, espero que luego del referéndum el gobierno al fin aprehenda que es derrotable y prepare al país para un cambio de gobierno. Si no lo hace, todo será peor. Pero como ya te lo dije, la derecha volverá.

Hay otros escenarios que hasta hace poco eran pensables y que ya no los veo muy probables. Uno primero es que la oposición ejerza su tradicional violencia. Si se da, ocurrirá después del referéndum y sería un error, pues le restaría legitimidad a un posible gobierno de su parte. Violencia por parte del chavismo es menos probable, pero no debemos olvidar dos aristas. La primera es la militar, que ha sido contenida desde hace dos años. Por un lado hay militares chavistas que ven en el gobierno una negación del proyecto chavista y que han pensado derrocar a Maduro. Eso fue una posibilidad real hasta hace un año y creo que aún sigue latente; pero aparte de su obvia delicadeza, el panorama geopolítico no favorece esta alternativa. Por otra parte hay militares con enormes prebendas que podrían engorilarse cuando las vean amenazadas.

La segunda arista proviene de las bases populares, y no hay que olvidar que algunas están armadas.

¿Votaría contra Maduro en un referéndum?

No, me abstendría.

Para finalizar, ¿qué le recomendaría al ciudadano de su clase?

Yo le recomendaría dos cosas: respeto a la individualidad del otro y optimismo.

Para mí una de las lecciones de las experiencias socialistas del siglo XX es que no puedes sacrificar la individualidad, pues cuando se hace se acaba el disenso, que es una condición esencial para la renovación. Afortunadamente, en estos años nunca se puso en peligro la individualidad, pero ello no aleja los riesgos de perderla.

Y a esto apunta mi recomendación: a no obrar de algún modo en que se atente contra la individualidad del otro. Seas del bando que seas, estás en tu derecho de pensar en ti mismo y tus prójimos. No se construye un país emigrando, pero respeto a quién lo desee hacer y en general a quién busque alternativas legítimas para vivir como quiera. Pero no culpes a individuos de tu entorno que apoyaron a un bando u otro por las situaciones de la IV o V Repúblicas, por las decisiones que tomaste o dejaste de tomar; es una estupidez que aumenta tu resentimiento y que de ningún modo cambiará las cosas.

Y mi segunda recomendación es el optimismo. La historia no termina con ninguno de nosotros. El optimismo es muy importante para poder considerar estos tiempos como un aprendizaje cultural. Si te vas por el pesimismo, lo canalizarás con amargura, resentimiento y hasta odio; pero por la vía del optimismo siempre verás oportunidades y en eso estriba gran parte del sabor de la vida.


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viernes, 9 de mayo de 2014

Un diagnostico de la tecnología venezolana

El estado de la tecnología en Venezuela en el contexto de las cadenas productivas

El estado de la tecnología en Venezuela en el contexto de las cadenas productivas

Leandro Rabindranath León (leandro.r.leon@gmail.com)
Centro Nacional de Desarrollo en Tecnologías libres (CENDITEL)
Universidad de Los Andes

Durante los últimos doce años, uno de los principales objetivos políticos de Venezuela ha sido el ganar independencia productiva a través de la generación de tecnología venezolana. Para ello, entre más cosas, se han establecido políticas monetarias destinadas a evitar la fuga de capitales, se han abierto numerosas y nuevas universidades, se han establecido políticas de incentivo -subsidios, facilidades arancelarias, etc- a la producción local, se ha intentado mejorar el sistema de transporte, se ha estimulado la entrada de capital extranjero -especialmente chino- y se ha efectuado una fuerte promoción hacia la generación de conocimiento libre.

Sin embargo, doce años después, la situación tecnológica venezolana es más precaria que en los tiempos de inicio de los planes de ganancia tecnológica. Si bien la demanda interna en rubros esenciales ha aumentado considerablemente, particularmente en el sector alimentario, también han aumentado dramáticamente las importaciones de estos rubros fundamentales.

Como propondremos más adelante, un sistema tecnológico requiere redes de interrelación; por ejemplo, redes de transporte, de generación y transmisión eléctrica o de telecomunicaciones. Si bien estas redes son asequibles a casi todos los venezolanos, tanto en el acceso como en el coste, su uso ha sido orientado hacia el consumo individual en desdén del industrial. A la fecha de redacción de este escrito, el sistema de transporte nacional se encuentra al borde del colapso debido el tráfico excesivo, falta de mantenimiento y especialmente falta de expansión. Del mismo modo, la generación y transmisión eléctrica se encuentran con un déficit de aproximadamente 20 %, ocasionado por una fortísima demanda doméstica, que no industrial, la cual ocasiona cortes y racionamientos recurrentes. Parecido se puede decir del sector de las telecomunicaciones, donde se aprecia una intermitencia en los servicios de telefonía y de Internet.

Quizá lo más llamativo de esta situación es que, aparte de pensar que en el ejecutivo venezolano hay un muy claro deseo y voluntad por producir tecnología propia, de haber empleado políticas de apropiación tecnológica vinculadas a la producción que han sido exitosas en otras partes, particularmente en Corea del Sur e India [AY00], puede decirse que Venezuela, en lugar de haber progresado o estar en vías de tener tecnología propia, su dependencia tecnológica ha aumentado.

Así las cosas, al margen de consideraciones de corte político-proselitista, surge como inquietud el preguntarse ¿por qué, a pesar de la voluntad y el uso de políticas exitosas allende, Venezuela no sólo ha fracasado en su anhelo de ganar independencia tecnológica, sino que más bien ha retrocedido? ¿Cuáles podrían ser los errores? ¿Qué es lo que la dirigencia tecnológica venezolana no ha visto? ¿Por qué no lo ha visto?

Nosotros pensamos que esta falta de consolidación en los planes tecnológicos venezolanos se debe principalmente a que en la dirigencia tecnológica venezolana operan diversas y erradas interpretaciones de lo que es la tecnología que confluyen en una “mirada fragmentada” 1 sobre el problema de la tecnología. Recetas y fórmulas exitosas no rinden frutos porque no se tiene claro para qué éstas son. De este modo, al no tener claro qué es la tecnología, resulta muy difícil delinear objetivos concretos y forjar consenso en los planes de apropiación tecnológica.

Planteadas estas breves consideraciones, este escrito se propone como propósito el brindar un contexto discursivo que dé cuenta de las posibles malas interpretaciones que han conllevado al fracaso venezolano en apropiación de tecnología y que sirva como marco de discusión.

Antes de abordar el ensayo es menester aclarar que éste es más de índole subjetiva que objetiva, en el sentido de que se substancia más en las modestas experiencias e impresiones personales de quien suscribe en la dirección de centros de investigación y desarrollo de tecnología venezolanos, así como de su participación en las discusiones sobre los planes venezolanos de apropiación tecnológica, que sobre indicaciones cuantitativas y objetivas.

Este opúsculo está estructurado en tres partes. En § 1 abordaremos y discutiremos el contexto discursivo que emplearemos para definir la tecnología y que nos permitirá excluir confusiones importantes en torno a este término y su uso. Con una definición clarificada en mano, en § 2 esbozaremos a muy grandes rasgos el estado general de la tecnología venezolana. Finalmente, con base a las consideraciones previas, en § 3 sugeriremos algunos lineamientos generales y prioridades políticas para un plan de apropiación tecnológica en una cultura como la venezolana.

Contents

1  ¿Qué es la tecnología?

Quizá la principal fuente de obstáculos para una adecuada y atinada instrumentación de políticas de desarrollo tecnológico es la diversidad de interpretaciones erradas que ocurren en torno a la idea de lo que es tecnología. La mayor parte las malas interpretaciones estriba en confundir un componente esencial para la tecnología con la misma tecnología.

Así pues, habida cuenta de estas confusiones, a efectos de llegar a una definición de tecnología, primero debemos identificar estas confusiones y esclarecer desde ellas qué no es tecnología.

1.1  Tecnología como conocimiento

Uno de los rasgos de la tecnología como fenómeno histórico ubicuo es que ésta descansa en una vasta cantidad de conocimiento, especial mas no exclusivamente, conocimiento científico, es decir, el resultante de aquello que hoy conocemos como la ciencia moderna.

¿Es la tecnología el conjunto de conocimientos que se requieren saber para producir?. Para desarrollar este planteamiento mencionaremos someramente tres ejemplos de “tecnologías” como conocimiento: la “tecnología” automotriz, la “tecnología” de telefonía celular y la “tecnología” satelital.

En el caso del automóvil es probable que el hecho de que ahora nos sea tan cotidiano oculte la miríada de conocimientos de la ciencia que están presentes en su fabricación: mecánica, metalurgia, electricidad, termodinámica, química orgánica por mencionar algunas áreas. En propicio el momento para comentar que una “tecnología” como conocimiento no consiste de un solo conocimiento. De hecho, como acabamos de señalarlo con los automóviles, es un conglomerado de conocimientos que históricamente no estuvieron relacionados entre sí.

La edad de aparición de las distintas áreas involucradas en la fabricación del automóvil se remonta desde miles de años atrás con la aparición de la rueda y mecánica sencilla, pasando hará 500 años por la física Newtoneana, hasta unos 120 años atrás, con la aparición del acero industrial y la explotación de hidrocarburos.

Nuestro segundo ejemplo lo conforma la “tecnología” de fabricación de celulares, en la cual no sólo encontramos diversas áreas de conocimiento, sino que algunas de éstas son de data más reciente respecto al automóvil; particularmente las áreas asociadas a la teoría electromagnética, cuyos orígenes formales, los cuales si bien se remontan a unos 400 años, no fueron unificados teóricamente hasta 1865 por el célebre James Clerk Maxwell.

Finalmente, nuestro último ejemplo de referencia lo conforma la “tecnología satelital”, la cual, aparte de compartir algunas “tecnologías” con los mundos automotriz y telefónicos, requiere de otras “tecnologías” más recientemente descubiertas; en la ocurrencia, la cohetería y las famosas teorías cuántica y relativista desarrolladas a principios del siglo XX.

Con nuestra imaginación puesta sobre estos ejemplos, retomemos la cuestión: ¿es la tecnología el conjunto de conocimientos que se requieren dominar para producir? O sea, cuando se dice que “se tiene una tecnología”, ¿significa eso que se dominan sus conocimientos inherentes?. Por ejemplo, decir que tenemos la tecnología automotriz ¿significaría que dominamos los conocimientos de mecánica, metalurgia, electricidad, etc., que se requieren para producir automóviles?.

El conocimiento, interpretado éste como el corpus cognitivo y objetivo de algún quehacer humano, que pueda ser enseñado en y por instituciones de educación, necesario para la inmensa mayoría de “tecnologías” como conocimiento está en su mayoría libremente disponible en libros y bibliotecas y es enseñado en las instituciones educativas tradicionales, universidades e institutos tecnológicos. En el caso concreto de nuestras tres “tecnologías” ejemplos, todos los conocimientos, incluidos los inherentes a la satelital, que es la más compleja, son asequibles a cualquiera que tenga la formación suficiente para entenderlos.

En el caso concreto venezolano, a pesar de esta disponibilidad de conocimientos y de que ellos se enseñan en las universidades venezolanas, muy pocos aparatos vinculados a aquellas tecnologías se fabrican en Venezuela.

La aprensión de lo anterior nos conlleva pues a dudar la creencia de que dominar la tecnología consiste en dominar los conocimientos. Si así fuera, entonces podría decirse que el estado venezolano posee la tecnología, pues éste dispone del aparataje institucional para enseñar los conocimientos.

Una condición necesaria para dominar una “tecnología” es que los conocimientos estén libremente disponibles, cual también es el caso venezolano.

¿Se trata entonces de que tengamos ciudadanos que dominen los conocimientos en un sistema educativo que permita crear nuevos, preservar los antiguos y enseñarlos a través de las generaciones? Habida cuenta del conocimiento como necesidad para la tecnología, es evidente que el tener a estas clases de ciudadanos y de instituciones también es una necesidad. Pero cuando aprehendemos que en las instituciones educativas venezolanas y en algunos de sus mundos productivos se comprenden y se enseñan los conocimientos requeridos para las “tecnologías”, entonces se nos revela que, aunque es una necesidad, esto no es suficiente para decir que se tiene tecnología.

Un último eje de esta interpretación es asociar la tecnología con la “investigación”, entendido este término como el trabajo que se realiza, tradicional pero no exclusivamente asociado con las universidades, para la creación de nuevo conocimiento. En este eje, ante la baja escala comparativa con otras latitudes de la investigación venezolana, podríamos fácilmente cometer el error de pensar que en eso, la investigación, sí reside el tener tecnología. Este error es desenmascarable si al mirar nuestros tres ejemplos aceptamos que estos conocimientos, bajo la interpretación que ya planteamos, ya fueron descubiertos, son perfectamente aprensibles y se poseen instituciones que los enseñan.

En definitiva, si bien el conocimiento transmisible, la investigación e instituciones asociadas con su generación y enseñanza son esencialmente necesarias a la tecnología, por ser insuficientes no la definen completamente.

La tecnología no (sólo) es el conocimiento.

1.2  Tecnología como infraestructura

El siguiente tipo de confusión se desenreda mejor planteando la pregunta: ¿es la infraestructura (máquinas, edificios, dispositivos, etc.) lo que define a una “tecnología”? Considerando la complejidad de lo producido, en nuestros ejemplos: automóviles, teléfonos celulares y satélites, podemos apreciar que hay un fuerte componente de infraestructura de fabricación.

Para construir un automóvil, necesitamos cadenas de ensamblaje, las cuales a su vez, siguiendo el sentido de la pregunta, requieren fábricas de acero, vidrio, plástico, motores, transmisiones, sistemas de suspensión y muchas más partes y componentes. A su vez, la fabricación de componentes de un automóvil también depende de la fabricación de más partes y así sucesivamente hasta llegar a la extracción en bruto de materia prima.

Hay otro lado de la infraestructura asociada a una “tecnología” que tiende a pasar desapercibido y que consiste en otras “tecnologías” dependientes o necesarias. Para que tenga sentido usar automóviles, es necesaria la presencia de una red vial por donde éstos puedan circular. Esta red vial también es infraestructura y es parte de una “tecnología”. Paralelamente otras “tecnologías” dependen del automóvil, por ejemplo, el transporte de partes y materias primas entre las fábricas se hace a menudo a través de medios automotrices.

La tecnología automotriz es transversal a otras tecnologías; por ejemplo, algunas “tecnologías” de agricultura requieren el uso de medios automotrices; en la ocurrencia, de tractores que arrastren arados o de vehículos recolectores de cosecha.

A todas las consideraciones anteriores hay que añadir el hecho de que para muchos el automóvil es parte de nuestra vida cotidiana individual.

En el caso de las telecomunicaciones también podemos apreciar su transversalidad a otras tecnologías; la TV, los sistemas informáticos públicos y privados, por ejemplos. También la telefonía requiere de infraestructura de operación: estaciones de conmutación y de repetición, antenas, centros de ayuda, etc. Y por supuesto, la telefonía depende otras tecnologías: sistemas computacionales, electrónica, semiconductores, etc.

Con los satélites la dependencia de otras tecnologías y de su infraestructura es más patente: computación, óptica, telecomunicaciones, cohetería, relatividad, etc. Del mismo modo, las telecomunicaciones y otras tecnologías dependen de la tecnología satelital. La tecnología satelital es la más reciente y sofisticada de nuestros ejemplos, pero es también la que mayor infraestructura requiere en comparación con la escala del bien final.

Ahora retomemos la pregunta inicial y meditemos acerca de si los venezolanos, entre los cuales se encuentra este suscrito, tenemos o no esa infraestructura.

En lo que concierne el “tener” en el sentido de posesión, “tenemos” tecnología automotriz. Tenemos una red vial importante, unos cuantos sistemas que dependen del automóvil que se usan abusivamente. También fabricamos algunas partes y ensamblamos enteramente algunos automóviles. Las partes que no fabricamos las compramos allende. Así, puesto que fabricamos automóviles dentro de nuestro territorio, aunque sea parcialmente, podemos decir que tenemos la infraestructura automotriz, tanto como soporte transversal a otras tecnologías como infraestructura para fabricarlos.

Con la telefonía celular ocurre lo mismo. Conformamos uno de los países de mayor uso de telefonía celular por habitante en Latinoamérica, lo que sugiere que como apoyo transversal también tenemos esa tecnología. Igualmente, tenemos fábricas de teléfonos, especialmente celulares,

Con el satélite encontramos algunas falencias de posesión. Tenemos dos satélites en operación, estamos aprendiendo a fabricarlos, pero aún no los fabricamos. Además dependemos de otros agentes para poder lanzarlos al espacio. Por consiguiente, bajo este sentido de tenencia, si bien aún no podemos decir que poseemos la tecnología satelital, sí podríamos decir que estamos encaminados a tenerla.

Hay una observación crucial en este sentido de la tenencia de tecnología asociada a la infraestructura: tenemos la capacidad económica para adquirir la infraestructura.

Así las cosas, podríamos decir que tenemos infraestructura tecnológica y, en aquellos casos en que no, podríamos decir que tenemos el poder para adquirirla. Ahora bien, ¿significa esto realmente que tenemos tecnologías venezolanas para producir automóviles, celulares y satélites? La respuesta se nos cierne mejor si consideramos ¿qué sucedería si los agentes externos en donde se fabrica la infraestructura nos negasen su adquisición?. En ese caso, tendríamos que asegurarnos de que seamos capaces de construir y mantener autóctonamente la infraestructura; seguridad que no tenemos en los términos de nuestro presente actual.

Es evidente pues que la infraestructura, aunque esencial para la tecnología, no es suficiente per se, pero definitivamente, al igual que con el conocimiento, es una condición necesaria.

Una variante de la interpretación de tecnología como infraestructura la compone el saber usarla. Puesto que es indudable que la infraestructura no tiene valor si no se usa, está claro que el saber usarla es otra condición de necesidad, pero aún no llega hasta la suficiencia. A este tenor, ciñéndonos a nuestros tres ejemplos, y sabiendo que disponemos de fábricas operadas por personal venezolano, podemos decir que también tenemos el conocimiento de uso de la infraestructura.

Tenemos pues infraestructura y sabemos operarla, cuando observamos nuestra dependencia externa aprehendemos que esto no es suficiente para decir que tenemos la tecnología.

La infraestructura y su dominio de uso son indispensables para la tecnología, pero tanto inertes como operativas no la definen.

1.3  La metáfora del aserradero (cadena productiva)

Con el propósito de cernir la definición de tecnología que aquí plantearemos, presentaremos la llamada metáfora del aserradero, la cual esboza pictóricamente en la figura 1 y la cual muestra un “sencillo” sistema tecnológico de producción de bienes basados en la explotación maderera.


Figure 1: Una descripción pictórica de la metafora del aserradero

El sistema productivo está dividido en tres niveles. El primer nivel, representado en la zona occidental o izquierda representa un bosque con árboles de dónde se extraería la madera. Notemos que para mantener este bosque confluyen varios saberes; por ejemplos, saber sembrar los árboles, cuidarlos y talarlos oportunamente cuando sea el momento.

Toda la zona descrita en la metáfora es atravesada por un río que funge de medio de transporte. La zona en la cual se encuentra el bosque se denomina “aguas altas”, pues es la que respecto al río se encuentra en las corrientes más altas.

Los árboles talados son arrojados al río y transportados por él hasta aserraderos situados en las “aguas  medias”. El aserradero procesa los troncos y los convierte a estados intermedios, que no son bienes terminados; por ejemplo, separa la corteza, las hojas y las rolas.

Finalmente, los bienes intermedios se envían a través del río hacia las fábricas de bienes finales situados en la zona oriental o “aguas bajas”.

Esta metáfora tiene la bondad de permitir presentar varias ideas de interés en torno a un sistema tecnológico; cuestión a la cual nos abocaremos en las subsecciones subsiguientes.

1.3.1  El carácter ubicuo de la red (el río)

Para que este sencillo sistema tecnológico funcione adecuadamente es indispensable la transportación de los bienes del sistema a lo largo de todos los niveles. En los términos de la metáfora el medio -o parte- de transporte lo conforma el río. Del mismo modo, es necesario que los productos en sus distintos niveles sean transportados a las cadencias adecuadas.

Una afectación del medio de transporte, en cualquiera de los niveles altos o medios puede afectar la cadencia de producción y comprometer al sistema.

Para que el mundo tecnológico basado en esta metáfora funcione adecuadamente, a través de largas distancias, interrelacionando productivamente a desconocidos, es necesario el río. Sin él, sería mucho más difícil, quizá imposible, que agentes con distintos intereses, conocimientos e infraestructuras de producción se interrelacionasen entre sí. El río interrelaciona distintos intereses unificándolos en torno a quehaceres que especialmente se notan en las aguas más bajas, que es en dónde aparecen los bienes y consumidores finales.

En este punto es importante insistir en que sin medios como el río es imposible mantener el sistema. El río conforma pues una suerte de “red de interrelación” entre los distintos agentes productivos sin la cual no sería posible el fluido productivo a través de los niveles.

En los sistemas tecnológicos se aprecian redes de interrelación. Por ejemplos, redes de transmisión de electricidad, redes de transporte bajo la forma de sistemas ferroviarios o redes viales para el transito automotor, o redes de telefonía o INTERNET para el comercio y gobierno electrónico.

1.3.2  La dependencia entre los eslabones y niveles

Aunque una afectación sobre el transporte podría afectar a todo el sistema, también lo podría hacer la afectación de alguno de los eslabones. La magnitud de la afectación depende del nivel en dónde se sitúe la parte afectada. Si por ejemplo una fábrica en aguas bajas interrumpe sus operaciones, entonces se verán afectados los consumidores de los bienes que produzca la fábrica afectada; pero si la afectación ocurre sobre un aserradero, entonces esta afectará proporcionalmente a todas las fábricas aguas abajo. Del mismo modo, si ocurre una afectación en aguas altas, entonces se compromete todo el sistema.

Lo esencial a aprehender en este punto es que cuanto más alto se encuentre el ente productivo en las aguas, más crítico éste es en términos del impacto que podría tener sobre todo el sistema productivo.

1.3.3  El cuidado y sustentabilidad

El carácter de dependencia entre los componentes nos permite ver que para que este sistema productivo sea perdurable a través de generaciones, es necesario adecuar su producción y consumo a ritmos que no agoten o expolien los recursos en aguas altas. Esto conlleva una idea de cuidado sobre todas las partes de manera que se asegure su sustentabilidad a través del tiempo.

Hay varias consideraciones en torno al cuidado, las cuales de algún modo establecen prioridades y roles.

En primer lugar, hay que cuidar el bosque productor de la madera. Debería de sernos evidente que la destrucción del bosque acarrea una transformación radical, probablemente destructiva, de todo el sistema productivo de la metáfora. Parecido ocurre, a nivel de importancia con el río, el cual es un medio vital tanto para la sanidad del bosque como para la operación de los medios de transporte.

Aunque menos prioritarias que las aguas altas, las partes situadas en aguas medias también deben cuidarse; este cuidado se ejerce más a nivel infraestructural con la pretensión de asegurar o mejorar la calidad de los bienes intermedios.

Si bien está claro que las fábricas situadas en aguas bajas también deben cuidarse, también está claro que es en este nivel donde se aprecia mayor resiliencia, pues hay más diversidad y más posibilidad de redundancia.

Finalmente, debe estar clara la necesidad de cuidado de la red (del río). Fallas parciales y zonificadas son tolerables en la medida de su escala, pues sólo afectarían las zonas circundantes. Pero una falla completa podría colapsar el sistema.

Respecto a la red es importante plantear dos observaciones que a nuestro juicio a menudo pasan desapercibidas:

  1. Debido a que es lo que interconecta los agentes productivos, el cuidado sobre la red es esencial. En ese sentido, el cuidado debe estar orientado fortalecer la resiliencia y capacidad de relación según el sentido (transporte en su instancia más simple).
  2. La capacidad de interrelación de la red limita la capacidad productiva. Por consiguiente, cualquier voluntad por aumentar la capacidad de producción requiere evaluar el estado de la red y eventualmente considerar un aumento en su capacidad.

La importancia y prioridad del sistema de esta metáfora va desde la red (o transporte), luego las aguas altas, después las aguas medias, hasta finalmente llegar a las aguas bajas. Un plan de apropiación tecnológica debe tener en cuenta este orden. Si, por ejemplo, se instancia una fábrica en aguas bajas, entonces, aparte de tener un mercado destino asegurado, se debe contemplar el estado de los suplidores en aguas más altas. Si en la línea de este ejemplo los insumos son externos, entonces se debe tener una seguridad de provisión o un plan de sustitución local para el futuro.

1.3.4  El conocimiento

Bajo nuestra metáfora el rol del conocimiento, su enseñanza e investigación se interpreta de varias maneras.

Es necesario formar a potenciales obrantes en los distintos niveles de este sistema. Para ello se requieren procesos de enseñanza e instituciones consagradas a ese fin. Bajo este perspectiva el cocimiento puede dividirse en diversos tipos: operación, mantenimiento, reparación y fabricación, tanto de los bienes que circulan por el sistema como de sus infraestructuras.

También se requieren procesos de investigación, de generación de nuevo conocimiento, con dos pretensiones. La primera es el mejoramiento de los bienes. La segunda es el cuidado de todos los procesos vistos como partes y como un todo, cuales son dos miradas diferentes pero que no deben estar disociadas. Este tipo de investigación es muy importante, pues es la que proporcionaría mejor mirada para identificar amenazas al sistema, detectar problemas y encontrar soluciones.

1.3.5  La infraestructura

También debe estar claro que en todos los niveles se requiere infraestructura y capacidad para usarla y conservarla. De allí pues que el cuidado del sistema se extienda también a ella, pues sin ella no es posible mantener el sistema.

1.3.6  La idea de institución

Para que el sistema de nuestra metáfora sea sostenible y estable, deben existir instituciones en todos los niveles que se dediquen a las tareas inherentes a su nivel. Nos referimos a instituciones desde la perspectiva social; es decir, especies de organizaciones y gobiernos entre las comunidades de obrantes que garanticen y regulen comportamientos individuales acordes al bien del sistema.

Lo anterior lo vemos en las distintas partes de la metáfora. Hablaríamos de distintas instituciones. Sin embargo, todo el sistema como tal puede interpretarse como una sola institución.

Notemos que sin este carácter de institución, sea explícito bajo la forma de una organización jurídica en nuestros cánones sociales, o implícito bajo un conjunto de conductas homogéneas, no es posible asegurar la estabilidad del sistema objeto de nuestra metáfora.

1.3.7  La conciencia dentro del sistema

Pensemos en un obrante en alguna parte de nuestro sistema aserradero y reflexionemos acerca del conocimiento que él pueda tener sobre todo el sistema. Llamemos “conciencia del sistema” a esta suerte de conocimiento.

Supongamos por ejemplo un leñador. Si la institución está acorde con la totalidad del sistema, entonces podríamos esperar de él una conducta equilibrada respecto a su oficio que no ponga en peligro todo el sistema. Sin embargo, al tener nuestro leñador focalizada su conciencia en lo local, él tendría restringida su conciencia respecto a eventos que ocurran aguas más abajo. Consecuentemente, ante eventos imprevistos, le sería más difícil tomar decisiones inherentes a su oficio que tomasen en cuenta tales imprevistos. Por ejemplo, supongamos que el aserradero sufre un problema que causa su paralización. Ante este suceso, a efectos de mitigar la congestión en aguas medias, en el ínterin en que se solventa el problema, lo mejor que podría hacer el leñador es ralentizar o detener el ritmo conque corta los árboles. Ahora bien, para que nuestro leñador hipotético entienda y conciencie el que se le informe la falla y se le solicite la ralentización, él debe tener conciencia de la totalidad del sistema. Sin esta conciencia, nuestro leñador sería menos propenso a cooperar conscientemente.

Por el hecho de encontrarse a la vez como recibidor y productor, los agentes que se encuentren en aguas medias tienen mejores posibilidades de aprehender la conciencia global del sistema.

En aguas bajas la conciencia esta más limitada. Para comprender el porqué debemos aclarar que en este nivel hay dos perspectivas. La primera de ellas es la de un obrante que tenga conciencia de una de sus fábricas. Como receptor de bienes intermedios procedentes del aserradero y productor de un bien terminal, este agente podría tener una perspectiva equiparable a la de uno en aguas intermedias, pero esto depende que cuán tanto tenga en cuenta que hay otros bienes terminales.

La segunda perspectiva es la más delicada, pues representa al individuo que es mero consumidor de bienes acabados. Notemos que este es el individuo con menor capacidad de aprensión de la totalidad entre los que conforman nuestro sistema hipotético. De hecho, podría suceder que esté completamente desinformado de todo lo que acontece aguas arriba. Peor aún, podría suceder que este individuo no esté supeditado por ninguna de las instituciones que conforman el aserradero, o inclusive no tener clara la existencia de instituciones más cercanas aguas abajo.

Quizá la clase de consciencia menos evidente es la de la red; en los términos de nuestra metáfora sería la consciencia acerca la existencia e importancia esencial del río.

Hay dos observaciones adicionales que juzgamos importantes a captar aquí. La primera es que cuanto más largo y ancho es este sistema metafórico, más difícil es aprehender la conciencia global. La segunda, no menos importante, es que es desde la perspectiva del consumidor final, quién mayoritariamente consume los productos manufacturados en aguas bajas, en donde más se dificulta la mirada global sobre el sistema.

1.3.8  La idea de propiedad

Según la metáfora planteada, ¿cuáles condiciones deberíamos cumplir para decir que el sistema del aserradero sea nuestro?. En la medida en que podamos decir que es nuestro, mejor podemos decir que ejercemos soberanía. Para entender la soberanía debemos mirar el asunto desde dos cualidades: la autoctonía y la autonomía.

Por autoctonía entendemos que el objeto de lo autóctono sea originario de nuestra cultura.

Por autonomía entendemos que sea dentro de la cultura en la cual se circunscriba el sistema desde dónde se ejerzan las decisiones de su gobierno.

Notemos que estas dos cualidades están interrelacionadas y bajo algunas ópticas podrían considerarse dos facetas de la misma cosa. Es más difícil gobernar lo que no se posee y es más difícil poseer lo que no se gobierna.

Hay varias aristas para dar cuenta a la pregunta inicial.

Evidentemente, un modo esencial de posesión es el territorial sobre el sistema. Desde este ángulo, cuánto más poseamos territorialmente distintas partes en los distintos niveles de aguas más autóctonos somos. Si por ejemplo el aserradero se encontrase en otra latitud, probablemente ello significaría mayores costes de transporte y la mayor dependencia de lo externo, lo cual por supuesto es el nivel en dónde se daría la mayor pérdida de autoctonía y autonomía.

La autoctonía también atañe a que la fabricación de la infraestructura y sus usos sean originarios de la cultura. En todos sus niveles.

En este estadio del discurso debe ser claro entender que cualquier idea de posesión sobre un sistema tecnológico pasa por la posesión de la red que interrelaciona a los agentes productivos a través de todos sus niveles. Sin plena posesión del medio de interrelación es más difícil hablar de autonomía y autoctonía.

Para poder ejercer autonomía se requiere comprensión del sistema, lo cual está relacionado con la conciencia que mencionamos en § 1.3.7. A su vez, esta conciencia requiere de la presencia de una red de instituciones que preserven los saberes involucrados. Del mismo modo, para que autonómicamente se identifiquen amenazas y/o se ejerza defensa o preservación ante contingencias, se requiere que estas instituciones tengan capacidad de investigación.

1.4  ¿Qué es la tecnología?

En este estadio del discurso, aclaradas las principales confusiones y discutida la metáfora del aserradero, estamos listos para enunciar una definición de tecnología más apropiada al propósito de este opúsculo.

La tecnología es la supra-institución que organiza a las personas en torno a otras instituciones de producción necesaria para nuestro modo de vida (según sea la cultura).

Bajo esta definición y amparados por la metáfora del aserradero, podemos ver a la tecnología como una red de relaciones productivas entre distintas instituciones de producción de bienes y servicios. Una representación pictórica y objetiva sería como en la figura 2; es decir, como un grafo con nodos que representan los productores (las elipses) y arcos dirigidos (las líneas con flecha) que representan las relaciones entre los productores a través de las cuales circulan bienes y servicios.


Figure 2: La representación de la tecnología como una red de agentes productivos

Hay un paralelo entre esta representación y la metáfora del aserradero. Los nodos sin arcos de entrada, situados lo más izquierda de la figura, representan nodos en la aguas más altas; es decir, extracción de materia prima. Los nodos terminales, situados lo más a la derecha y sin arcos de salida, representan los productores en las aguas más bajas. Los nodos restantes se encuentran entre las aguas medias, siendo su cualidad de intermedio función de su cercanía con las aguas altas y bajas.

Los arcos en el grafo representan las relaciones entre agentes productores. Ahora bien, al igual que como ocurre en los sistemas tecnológicos reales, en esta representación pictórica debe prestarse especial cuidado al hecho de no perder de vista al río, o sea, el medio de interrelación entre los productores.

Aparte de ser sumamente compleja y vasta como supra-institución, la tecnología vista de esta manera plantea otro ámbito de prioridades según las incidencias que tengan en nuestras vidas: alimentación, transporte, mantenimiento del nivel de vida (salud, ropa, servicios básicos, etc), gobierno, educación, etc. Por simplicidad, podríamos considerar redes productivas separadas por cada rubro (aunque en muchos casos eso no sea estrictamente correcto).

Considerando nuestro modo de vida y la circunstancia geopolítica mundial, la tecnología como supra-institución tiene carácter planetario. En cierta forma, por más autenticidad que una cultura quiera proclamar, ésta está sometida al canon tecnológico que imparte esta supra-institución.

Siendo pues la tecnología una supra-institución planetaria, resulta pues muy difícil que una cultura asociada a una nación posea soberanía absoluta sobre ella. Más bien podría decirse que de cierta manera es la tecnología la que ejerce soberanía sobre las culturas. Empero, a pesar de esto, es deseable y realizable que una cultura ejerza soberanía tecnológica en los rubros básicos asociados a las necesidades de vida fundamentales, especialmente la alimentación y el mantenimiento de los servicios básicos de vida: salud, educación, electricidad, agua, telefonía, manejo de desechos, etc, así como en el establecimiento y mantenimiento de las redes de interrelación entre los productores.

La soberanía sobre la tecnología es pues la soberanía sobre nuestro modo de vida. Visto así, es propicio el momento para observar, sin profundizar, pues escapa del ámbito de este escrito, que esto pasa por una valoración profunda que medite acerca de cuán bueno es vivir bajo el canon de la tecnología.

1.5  Tipos de fuerzas en juego

Bajo la idea de que la tecnología de un país o cultura puede interpretarse como una supra-institución, podemos interrogarnos por la estabilidad de la tecnología como institución. En este sentido, basándonos en las reflexiones de Fuenmayor [Fue00], las instituciones viven sometidas a distintos tipos de fuerzas. Por una parte, hay fuerzas perpetuadoras, es decir, que operan para preservar la institución. Por otra, tenemos fuerzas transformadoras, o sea, que operan para transformar, bien sea con sentido de mejora o de destrucción.

Como institución, en el seno de la tecnología, pero más especialmente en el de sus subinstituciones, se plantean costumbres, normas de comportamiento, reglas de gobierno, órdenes sociales y, no puede faltar, juegos de poder que varían desde lo individual hasta grupos de variadas escalas. Estos rasgos pueden ser perpetuadores o transformadores.

Puesto que la tecnología es una supra-institución mundial, el ámbito de sus juegos sociales tiene rasgos geopolíticos, los cuales, según la criticidad con las relaciones de dependencias productivas puede adquirir visos de asuntos de poder geopolítico. Aquí las índoles de las fuerzas también pueden ser perpetuadoras o transformadoras.

En virtud de lo anterior nos conviene dividir las fuerzas que operan sobre la tecnología en dos tipos: internas y externas. Las internas son las que emergen desde y operan dentro de la nación. Dado que hablamos de tecnología como institución, a lo interno estas fuerzas se presentan de dos modos: acciones desde subinstituciones y actitudes culturales.

Las fuerzas externas son las que provienen desde ámbitos externos a la nación y se ven sobre todo como acciones. En este tipo encajan las fuerzas geopolíticas provenientes desde otras culturas y las fuerzas ambientales2.

Hay un ámbito de fuerza en juego que se nos develará más en la siguiente subsección: la posesión de la red de interrelación, su tipo y su capacidad.

1.6  La red de interrelación como supraestructura

Los sistemas tecnológicos exhiben redes de interrelación en diversos ámbitos, especialmente los de transporte, comunicación e información. Para aprehender fácilmente por qué, son convenientes algunas reseñas históricas vinculadas a lo que hoy asociamos con la tecnología moderna.

Históricamente Inglaterra es considerado el primer país del planeta en haberse industrializado. No es casualidad que para esa época -siglo XVIII- Inglaterra ya tuviese consolidadas una red de transporte interna y la red marítima más grande del planeta. Inglaterra fue la cultura emblema de la revolución industrial. A ese respecto, tampoco parece casualidad que para sus tiempos más fervorosos -siglo XIX- esta cultura ya poseía una extensa red ferroviaria, creada y mantenida autóctonamente, o sea, con tecnología propia. Es propicio resaltar que para aquellas épocas Inglaterra ya tenía, aunque elitescas, redes de enseñanza, divulgación e investigación académica, lo cual cobra importancia cuando consideramos que mucho de la revolución industrial se debió a los avances científicos aplicados a la ingenierías.

La industrialización de la otrora Unión Soviética fue precedida por la construcción y consolidación de sus redes de transporte, comunicación y electrificación. Paralelo a ello esta cultura también se preocupó por construir una red académica de generación y apropiación de conocimiento.

Para la fechas de los acuerdos de Breton Woods, la estrategia de EEUU, quién para ese entonces conformaba la cultura más productora del planeta, consistió en asegurar una red comercial por todo el planeta que le asegurase oferentes de materias primas para sus manufacturas y mercados para sus ventas. Paralelamente durante los años posteriores a estos acuerdos EEUU se aseguró de contar -y aún se asegura- con un flujo intelectual inmigratorio de apoyo a su academia.

La mayoría de las culturas que hoy en día son consideradas “desarrolladas”, especialmente las más recientes, por ejemplo Corea del Sur, han tenido como común la apropiación inicial de sus redes de interrelación local y su inserción en las redes mundiales, así como también el tejido de una red académica.

Hoy en día, a pesar del crecimiento económico de muchas culturas, y del desplazamiento de EEUU como la cultura más manufacturera del planeta, muy pocos dudan de su “superioridad tecnológica” y comercial. Actualmente, las redes vinculadas a las tecnologías de información son transversales a todos los ámbitos de la vida, educación, cultura, investigación, producción industrial, etc. Resulta pues bastante notable la vanguardia de EEUU en instituciones vinculadas a las tecnologías de información. Y cuando en retrospectiva miramos la historia de las instituciones estadounidenses en informática, nos percatarnos de que esta cultura fue la que más invirtió en investigación y emprendimiento en tecnologías informáticas. Sin pretensión valorativa, nuestro modo de vida actual se sustenta en un cambio estructural, propiciado por la aparición desde las ciencias computacionales de una nueva red, que acaeció entre finales de los 80 y principios de los 90.

Así las cosas, vemos que al crearse un nuevo tipo de red aparece una nueva fuerza que muchas veces motoriza un cambio estructural y que conforma una variable esencial en los juegos geopolíticos de poder.

La red de interrelación (el río) entre los agentes productores conforma pues una supraestructura de la cual ellos dependen. Una afectación en esta red acarrea un cambio estructural en el sistema productivo y por tanto en el sistema tecnológico. Para entender fácilmente el porqué de la afectación estructural, simplemente remitámosnos a la metáfora del aserradero y contemplemos las modificaciones que sobre el sistema podría acarrear una alteración en la naturaleza del río. Por ejemplo, si el cauce cambia entonces se tendría que afectar la localización del aserradero. Análogamente, cambios en el caudal podrían implicar cambios en las cadencias de las interrelaciones. Como caso extremo consideremos una transformación radical sobre el río, por ejemplo, que éste se seque completamente. En este caso, el sistema se transformaría completamente y quizá dejase de existir.

De cierta forma los cambios tecnológicos son cambios en la capacidad de la red, el grado de posesión, pero más especialmente, en la aparición de una nueva clase de red.

1.7  El camino hacia una soberanía tecnológica

Bajo el contexto de la interpretación de la tecnología como una suprainstitución, planteémonos de nuevo la idea de soberanía. Así, en los términos objetivos de una red de producción, la soberanía sería función de:

Faceta autóctona:
la posesión territorial y el dominio sobre la fabricación y uso de los nodos de producción, desde las aguas altas hasta las más bajas, en los ámbitos esenciales para nuestro modo de vida.

Cuanta mayor posesión de eslabones se posea en las cadenas productivas, mayor independencia se tendría y, por consiguiente, mayor soberanía.

Faceta autónoma:
la capacidad de gobierno y control ante las distintas fuerzas que operan, transformadoras y perpetuadoras, internas y externas, sobre las cadenas productivas.
Faceta estructural:
la posesión de la red de interrelación (autoctonía) entre los agentes productores (el río). En esta faceta, cuenta como posesión el grado de control y gobierno (autonomía) que se tenga sobre la red y su capacidad.

Dado el carácter planetario de la tecnología, esta faceta contempla el grado de interconexión con otras redes infraestructurales planetarias. Consideremos como ejemplo el poder que tenga una nación sobre su marina mercante.

Bajo estas consideraciones, un plan de apropiación tecnológica o de mantenimiento de su soberanía debería priorizar según los siguientes lineamientos principales:

  1. Siendo la red de interrelación la supraestructura sobre las cual se sustenta el sistema tecnológico, una cultura debe garantizar en la medida posible la apropiación de la red de interrelación en que operan su principales rubros.

    Del mismo modo, si algún rubro productivo no existente, o débil, se revela prioritario para una cultura, entonces ella misma debe asegurar la mayor apropiación posible de la red de interrelación en la que desenvuelva el rubro en cuestión.

  2. El Sentido de importancia de apropiación y posesión sobre los nodos productivos va desde las aguas más altas hacia la más bajas. A este tenor, los nodos en las aguas altas son más prioritarios que los de las medias y éstos últimos más prioritarios que los de las bajas.

    La razón de esta priorización se explica por la independencia. Los nodos en las aguas más altas son los menos dependientes, no sólo de otros eslabones productivos, sino de fuerzas externas.

  3. Los rubros de cultivo tecnológico se priorizan por su importancia para el modo de vida de la cultura.

    El sentido de priorizar por rubros es la preservación de la cultura según sus cánones, los cuales no necesariamente tienen que se universales, sino que podrían ser muy específicos y distintos a los de otras culturas.

    Una cultura que no sea capaz por sí misma de producir sus rubros esenciales para su vida (alimentación y servicios básicos) está más fácilmente a la merced de fuerzas destructivas, tanto internas como externas.

Transversal a estos lineamientos se debe prestar especial atención a dos aspectos de cuidado del acervo tecnológico.

1.7.1  El rol de gobierno en la tecnología

Siendo la tecnología esa suprainstitución que para bien o mal domina nuestro modo de vida, rige nuestra producción y por consiguiente nuestros quehaceres económicos, debe sernos claro que el gobierno de una cultura se relaciona con el gobierno de la tecnología.

Desde nuestra representación de la tecnología como una red productiva nos aparecen como intereses de gobierno la apropiación cultural de los nodos productivos en sus distintos niveles y sus redes de interrelación.

Así, desglosamos dos modos de gobierno. El primero lo constituye el forjado explícito de actitudes culturales. En este aspecto, ceñido al canon republicano tradicional, el principal medio es la elaboración y propugnación de leyes tendientes al cuidado tecnológico.

El segundo modo lo conforma el conjunto de lineamientos y acciones económicas. Puesto que el asunto económico está fuera del ámbito de este discurso, mencionaremos los aspectos principales que deben mirarse cuando se emprenden políticas económicas orientadas hacia la apropiación tecnológica.

Las acciones y efectos de gobierno sobre los nodos en aguas bajas son más inmediatamente perceptibles por la mayoría de la población, la cual casi siempre funge de cliente. Debido a su dependencia aguas arriba, en estas aguas es más reducido el margen productivo. Nótese que en el fondo, si se desea aumentar la satisfacción aguas abajo, entonces probablemente sea necesario aumentar la producción en aguas medias y así recurrentemente aguas arriba. Como muchas veces la mayoría de los consumidores en una cultura se sitúan en las aguas más bajas, podría haber una propensión política hacia las aguas bajas en desdén de las de arriba, pues se satisface más inmediatamente, pero más efímeramente, a los consumidores.

Otro peligro de sólo mirar las aguas bajas es la exacerbación del consumismo, clientelismo y de pérdida de perspectiva del sistema tecnológico global, máxime si también se descuida la red de interrelación.

Hay muchas cosas que un gobierno debe velar cuando emprende un plan de apropiación tecnológica. Pero una de las más importantes es asegurarse de que la producción fluya sin desvío, a través de los distintos niveles productivos autóctonos, hasta que finalmente llegue a los consumidores finales. Un gobierno que en pos del bienestar de su cultura favorezca a su empresariado y les dé todas las facilidades y privilegios, tiene que asegurarse de que los cauces productivos fluyan endógenamente; es decir, a través de sus redes de interrelación y hacia nodos o consumidores finales de su propia cultura. A veces, por falta de estructura (red) o por estrategia esto no es posible o deseable. Estos casos de exportaciones, aún las exclusivas en el sentido de que sus manufacturas no sean consumidas localmente, no tienen por qué condenarse, siempre y cuando sus cauces de retorno de inversión se destinen a nodos dentro del sistema productivo.

1.7.2  El rol de la enseñanza e investigación

En § 1.1 señalamos que si bien el conocimiento no es la tecnología sí le es una parte esencial. Aunque muchas veces se confunde a la tecnología con el conocimiento, otras veces se descuida, e inclusive se desprecia, la necesidad de instituciones consagradas al cultivo del conocimiento y la investigación. La presencia de estas instituciones en una cultura es más importante que la infraestructura, pues son ellas las que permiten crear y mantener las instituciones de producción, ergo de la tecnología. Debe pues prestarse especial atención al cultivo y cuidado del acervo tecnológico a través de la investigación y enseñanza y sin distingo del ámbito de conocimiento.

Aquí consideramos tres niveles. En primer lugar la investigación con pretensión de mantenimiento o mejora, por ejemplo, para hacer más eficiente un proceso tecnológico o para la creación de uno nuevo. En segundo lugar, quizá mucho más importante y esencial, la investigación con pretensión de cuidado. Esto último consiste en averiguar cuáles son las potenciales fuerzas, internas y externas, perpetuadoras y transformadoras, que intervendrían en los nodos productivos, así como la manera en que se podría lidiar con las fuerzas en juego. Finalmente, un tercer y esencial nivel es prospectivo y consiste en identificar las fuerzas estructurales que podrían afectar el sistema, especialmente en la red de interrelación.

Puesto que en el conocimiento es esencial su institucionalización y preservación, no conviene restringir los temas y modos de investigación. Por supuesto, esto no impide que se establezcan estímulos a ciertas áreas en función de los nodos productivos o, más importante, el cuidado o creación de redes de interrelación vinculadas al conocimiento mismo, por ejemplo, la red Wikipedia, cuyos usos y beneficios, al margen de las críticas, nos parecen evidentes.

Históricamente la institución destinada al cultivo y cuidado de la cultura, y por consiguiente en este caso de la tecnología, es la Universidad o Academia. Señalado esto, es menester observar que en estos tiempos la Academia se asocia más a la investigación con pretensión de mejora local, especialmente la eficiencia y ganancia económica en algún rubro o nodo, que al cuidado general del sistema productivo, lo cual tiene mucha mayor prioridad.

1.7.3  La relación entre la tecnologia, la economía y la política

Con las consideraciones anteriores podemos enunciar con menos riesgo de incomprensión una tríada relacional.

En primer lugar, hay una estrecha relación entre la economía y la tecnología, especialmente cuando se pretende forjar esta última. Consecuentemente, un problema de apropiación tecnológica es un problema de economía.

En segundo lugar, puesto que se trata de un problema económico dentro de una suprainstitución (la tecnología) que de manera ubicua domina nuestros modos de vida, la tecnología es, nos guste o no, un problema político.

Finalmente, y esto es quizá lo más polémico de mirar o aceptar, la tecnología supedita a la política. Como ayuda para la aprensión, notemos que el grado de apropiación de la tecnología proporciona capacidad productiva y poder de coacción sobre otros sistemas productivos.

2  Tecnología en Venezuela

Al margen de sus resultados actuales, cuando examinamos las políticas económicas venezolanas encontramos que ellas han sido empleadas exitosamente en otras culturas para engendrar producción y tecnología. Así, con el propósito de brindarle sustento al argumento, las reseñaremos sucintamente.

2.1  Resumen de las políticas venezolanas que pueden considerarse orientadas al desarrollo

Quizá el mayor peligro para las economías en desarrollo sea la volatilidad de los capitales de inversión extrajera y la fuga de los capitales nacionales. Para mitigar este peligro, el gobierno venezolano impuso restricciones a la convertibilidad de su moneda a través de un control cambiario de sus divisas. Este tipo de control se ha aplicado temporalmente en muchas latitudes, incluidas algunas economías de los hoy llamado países desarrollados. Debe tener un carácter temporal porque a largo plazo termina desestimulando a la inversión extranjera, lo cual podría haber ocurrido en el caso venezolano.

Sin embargo, a pesar del control cambiario Venezuela ha tenido considerable inversión extranjera. Si bien una gran parte ha sido en el sector petrolero, también lo ha sido en otros rubros involucrados a la tecnología; por ejemplo, en las telecomunicaciones, infraestructura para la agricultura y algunas nuevas fábricas en distintos niveles productivos.

En el sector educativo se han hecho cuantiosas inversiones en todos los niveles: primaria, secundaria y universitaria, hasta el punto que hoy en día Venezuela es uno de los países con mayor matrícula universitaria.

El conocimiento libre y abierto ha tenido una muy fuerte promoción. El uso de software libre en la administración pública es nominalmente obligatorio.

El gobierno ha demostrado un fuerte poder intervencionista. Esto es importante de destacar porque, de ser justos y de encontrarse sustitutos de emprendimiento apropiados, se podrían intervenir rápida y efectivamente los nodos productivos que sean ineficientes. En realidad esto ha sucedido con empresas consideradas improductivas o especulativas, en diversos sectores, a tal punto que se han efectuado expropiaciones en los sectores agropecuario, alimentario y construcción civil. Lamentablemente, a juzgar por la escasez subsecuente en los sectores asociados a las empresas expropiadas, parece que el gobierno no ha sabido encontrar gerencias sustitutas efectivas.

Finalmente, el gobierno ha promovido abiertamente un discurso de soberanía e independencia. Lo que cuando menos sugiere, aunque no demuestra, una voluntad por ganarlas.

Políticas de estos estilos han sido aplicadas con éxito en Corea del Sur, el Japón de la era Menji, la China comunista, la otrora Unión Soviética, la India y Brasil.

Paralelo a las políticas anteriores, Venezuela ha recibido en la última década una gran cantidad de ingresos de capital resultantes de la renta petrolera. Puede decirse sin riesgo de equívoco que no ha faltado capital de inversión para la apropiación tecnológica.

Ahora bien, a la fecha de redacción de este escrito, está claro que Venezuela padece graves problemas económicos y productivos, por consiguiente, políticos, y por consiguiente, tecnológicos.

Una crítica sobre las eventuales incompetencias, errores del gobierno y fuerzas internas y externas que en el campo económico han operado en contra de Venezuela está fuera del ámbito de este escrito. Nuestro interés en señalar brevemente las políticas económicas es mostrar que Venezuela ha dispuesto de herramientas que algunos han señalado como necesarias para la apropiación tecnológica [AY00]. Surge pues preguntarse ¿qué es lo que la dirigencia tecnopolítica venezolana no ha sabido comprender como para que, con los recursos suficientes y la aplicación de políticas exitosas allende, no haya logrado avances en la apropiación de su soberanía tecnológica?

En lo que sigue de esta sección, propondremos y discutiremos un diagnostico muy breve y general del estado de la tecnología en Venezuela con base a la definición de tecnología planteada en la sección anterior. La intención es facilitar un contexto referencial, perfectamente refutable, que facilite futuras discusiones. No debe considerarse como un diagnostico certero y consumado, sino como una propuesta que intenta dar cuenta del problema.

2.2  Panorama general

El panorama general de la tecnología en Venezuela puede resumirse en una expresión: “fragmentación tecnológica”. La figura 3 muestra una representación pictórica, con base a la figura 2, del estado de la tecnología venezolana vista como una red. Por fragmentación entendemos la imposibilidad de aprehender el sistema como unidad nacional, así como la incapacidad cultural para proyectarse en la totalidad de un sistema tecnológico planetario.


Figure 3: La representación de la fragmentación tecnológica venezolana

2.2.1  Los niveles

En resumen, en prácticamente todos sus rubros críticos, o sea, aquellos que son esenciales para el modo de vida, la red productiva venezolana posee muy pocos nodos respecto a la red tecnológica global inherente a cada rubro.

Mencionaremos los rubros productivos que nos parecen que son de mayor interés.

Hay unos pocos nodos en aguas altas que corresponden a la extracción de materia prima mineral; hierro y aluminio, por ejemplos. Salvo en el sector de la construcción civil, el mercado de estas materias primas es externo.

En el nivel de aguas altas también se tienen importantes y suficientes recursos agropecuarios como para ser completamente soberanos, pero sobre estos valiosos recursos no existen suficientes nodos productivos en aguas altas ni una red productiva aguas abajo que sea suficiente para garantizar el autoabastecimiento.

En el sector de la salud la red productiva es prácticamente inexistente, lo cual se traduce en una completa dependencia de importaciones en insumos médicos y farmacológicos. Podría decirse que, parecida a la situación de Irak luego de la primera guerra del golfo, en Venezuela aumentaría considerablemente la tasa de mortalidad si súbitamente fuesen interrumpidas aquellas importaciones.

No podemos dejar de mencionar un nodo muy peculiar y crítico conformado por la extracción de petróleo. Se trata de un nodo en las aguas más altas que conforma el principal insumo energético de la tecnología misma; es decir, de la red productiva mundial. En este rubro la red productiva también está fragmentada y se hace notable la dependencia absoluta de insumos y tecnologías externas.

En aguas medias existen algunas industrias, las cuales aunque están sectorizadas territorialmente, no se circunscriben dentro de una red productiva completa, pues la mayoría de ellas dependen de insumos importados. Parecería que la mayor parte de estos nodos están orientados a proveer algunos insumos para los servicios básicos. Aquí se nos presenta una observación de mucho interés: con todas las críticas, válidas o no, Venezuela, así como la mayoría de países latinoamericanos, en contraste con otras culturas, especialmente algunas africanas, dispone de instituciones con cierta estabilidad para brindar los servicios básicos. Esto es importante de destacar porque denota capacidad cultural para forjar instituciones y mantenerlas.

Respecto a las aguas más bajas, cual podría decirse compone a la mayoría de la industria venezolana, su gran mayoría depende de insumos importados.

La mayor parte de bienes finales de sofisticación tecnológica, por ejemplo los del mundo de la electrónica, son de manufactura foránea. El gobierno actual ha fomentado el ensamblaje local de algunos de estos bienes, pero sin plan visible de apropiación de la cadena de dependencias. Ejemplos de esto lo conforman los celulares, computadores, decodificadores de TV digital y automóviles ensamblados localmente. Sin embargo, de no ser por la presencia de un mercado local que los consuma, estos rubros fungirían de maquilas tecnológicas.

Menester recordar, como lo observamos en § 1.7.1, que la mayoría de lo bienes producidos en aguas bajas están orientados al consumo individual y no público. Consecuentemente, si sólo se estimula la producción en este nivel, entonces aumentan las probabilidades de aumentar el consumismo, clientelismo y las importaciones, así como se restringe la capacidad cultural de mirada sobre la tecnología. Los clientes y consumidores tienden a sólo ver, y parcialmente, el contexto de aguas bajas. En rigor a los hechos, hay que conceder que a nivel de la moral política, los logros en aguas bajas pueden conformar suertes de “victorias tempranas”.

2.2.2  La red de interrelación

Si ya de por sí el estímulo a la producción en aguas bajas conlleva riesgos respecto al consumismo, el descuido en las redes de interrelación lo exacerba. Por otro lado, las degradaciones en las redes de interrelación aumenta severamente la fragmentación tecnológica. Para entender esto es menester examinar las principales y más obvias redes de interrelación.

La primera y más tradicional red de transporte de insumos es la terrestre, bien sea a través una red ferroviaria o mediante el transporte automotriz pesado en una red vial.

A pesar de que se han emprendido proyectos modestos, en Venezuela aún no existe una red ferroviaria. Lo que sí existe es una buena red vial. A esto se aúna el hecho de que los costes por combustible (gasolina) son bajísimos, del orden de los US $ 0.14 por litro. Por tanto, de entrada, Venezuela debería tener costes de transporte nominalmente bajos.

Una de las políticas del gobierno actual ha consistido en estimular adquisiciones de vehículos automotores de uso individual. En el período de 1991 hasta 1998, antes del gobierno actual, se vendieron en total 886,286 unidades, lo que resulta en un promedio anual de 110,786. En cambio, durante el gobierno actual, durante el período 1999 hasta 2008 se vendieron 2,487,874 unidades, lo que resulta en un promedio anual de 248,787, o sea más del doble [Ram11].

Ahora bien, uno de los efectos de este incremento en ventas de automóviles ha sido un notable aumento en el tráfico vial, tanto en el citadino como en el vial nacional. Este aumento ha conllevado a una disminución de prestación tanto de los servicios de transporte público citadino como de la red nacional vial de transporte de mercancía. Como resultado, las vías colapsan, los costes de transporte aumentan y la calidad de vida citadina se perjudica al incrementarse el tráfico urbano y la contaminación ambiental.

Vemos pues en este ámbito un indicio de los efectos que puede causar el aumento de producción en aguas bajas sin contemplar las aguas superiores y las prestaciones de las redes de interrelación.

Otra red de interrelación de interés la constituye la generación, transmisión y distribución de electricidad. Siendo la tecnología consumidora de energía, debería pues de esperarse que un aumento de la producción conlleve un aumento de la necesidad de potencia eléctrica. En añadidura el costo del kilovatio/hora de electricidad venezolano es de aproximadamente en 3,1 centavos de dólar, uno de los más baratos del mundo.

Debido a fuertes estímulos para la adquisición de bienes finales de uso individual, especialmente electrodomésticos, aires acondicionados, etc., la demanda de electricidad ha aumentado considerablemente. Notemos que esta demanda no está propiciada por un aumento de la producción sino por un aumento del consumo individual. Este incremento acarreó una disminución de la reserva mínima nacional e hizo al país vulnerable a fallas normales de depreciación y a las resultantes de variaciones ambientales naturales (sequía, lluvias, etc.). Como consecuencia, los racionamientos y cortes eléctricos inesperados han aumentado drásticamente, con consecuencias que deparan en intermitencias de funcionamiento en las instituciones públicas y privadas.

De nuevo, encontramos otro indicio de los efectos que puede tener el escalar la producción aguas abajo sin mirar a las aguas altas y a la red de interrelación.

Hay más casos de estas políticas de estímulos productivos en aguas bajas, verbigracia la telefonía e INTERNET, con derroteros parecidos, pero cuya discusión por razones de espacio debemos omitir.

2.2.3  El conocimiento

En lo que concierne al conocimiento, encontramos una serie de modos explícitos propugnados por el gobierno actual. Concretamente, la promulgación del decreto 3390 sobre uso del software libre en la administración pública y más recientemente la ley de infogobierno. Estas políticas son importantes porque estipulan que el conocimiento sea libre y abierto, es decir, que su apropiación no esté restringida por poderes económicos privados. También estimulan y facilitan proyectos nacionales de infogobierno y otros aspectos relacionados con la identidad venezolana. Recientemente, aunque no deja de ser una imitación cultural, se aprobó la emisión en el país de licencias “Creative Commons”. Consideremos positivo a este conjunto de modos porque forja actitudes que se oponen a fuerzas privatizadoras del conocimiento, tanto provenientes desde lo interno, como muy especialmente desde lo externo.

Cuando vemos a la Universidad no encontramos cambios significativos para el forjado de una identidad tecnológica. En lo que respecta a la enseñanza, las Universidades han tendido a interpretarse como suplidoras de personal calificado, lo cual, si bien es importante y puede ser consecuente de la formación universitaria, no es parte misma de su fin cultural. El gobierno actual ha promovido la creación de nuevas universidades, pero con el afán de masificar la enseñanza superior, sin énfasis en que éstas produzcan conocimiento. A pesar de esto, es deber destacar que esto ha permitido que una parte importante de la juventud venezolana se encuentre en estudios.

Al mirar la investigación encontramos que la situación es patética. Más o menos desde los años 80 del siglo pasado, la investigación en la Universidad venezolana devino en su mayoría maquilar; es decir, que el conocimiento generado era pertinente para problemas y demandas allende. En ausencia de proyectos y agendas nacionales con identidad venezolana, las políticas y acciones del gobierno actual no han logrado transformar esta situación. Bajo el rótulo de “agenda” o “proyecto” se han licitado reparticiones económicas para apoyar la investigación e innovación; sin embargo, al adolecer de falta de objetivos concretos y tangibles, así como de cronogramas y obligaciones productivas específicas, estas agendas han deparado en meras reparticiones de recursos, para cuya adjudicación en muchos casos ha mediado el cabildeo. Gran parte de esta problemática se explica por la ausencia de una identidad tecnológica venezolana.

Los centros de investigación de muy alto nivel han mermado su producción, probablemente debido a dos factores. Por una parte, el gobierno les ha restringido sus líneas de investigación al interpretarlos como meros solucionadores de problemas sin contemplar mecanismos o estímulos de inserción en el sistema productivo. Por otra parte, algunas instituciones de investigación, particularmente algunas pertenecientes a las universidades autónomas, han devenido agentes proselitistas al servicio de intereses de partidos políticos.

La Universidad venezolana como centro de cultivo y preservación de la cultura es muy reducida.

2.2.4  El contexto mundial

De las reflexiones de la sección anterior debe estar claro que en Venezuela no existe la tecnología como institución, lo cual es explicable dada su historia y circunstancia geopolítica como suplidor de petróleo de la industria planetaria. No obstante, especialmente cuando notamos las apelaciones a la soberanía tecnológica, esperaríamos un plan de apropiación e indicios de incorporación al sistema productivo planetario.

Prácticamente los únicos indicios de conexión exterior lo constituyen las exportaciones petroleras. A este tenor, uno de los pocos síntomas de claridad tecnopolítica los encarnó el presidente Chávez en su afán por establecer una red, con varios anillos, de abastecimiento petrolero. En el primer anillo se establecieron convenios de venta preferencial a países de Latinoamérica y del Caribe. El segundo anillo lo constituye la adhesión de Venezuela al MERCOSUR y su pretensión de serle su principal abastecedor de petróleo. Finalmente, en el tercer anillo, a nivel de grandes volúmenes de ventas, se diversificaron los compradores al mercado asiático en donde se realizaron ventas a futuro a cambio de préstamos y conocimiento tecnológico, especialmente con China, quién ha instaurado diversas fábricas, la gran mayoría en aguas altas. Estas estrategias depararon en un aumento del poder geopolítico, lo cual es una cualidad de interés para la defensa ante fuerzas externas.

Si miramos la tecnología desde el contexto planetario, Venezuela se tendería a ver sólo desde los extremos de las cadenas productivas. El primer extremo conforma un nodo aguas altas, muy especial y esencial para la tecnología mundial, desde el cuál salen grandes cantidades de petróleo y algunas otras materias primas mineras. El otro extremo sería en aguas bajas, en la cual ingresan la mayor parte de los bienes de manufactura; algunos de ellos elaborados con materia prima venezolana. En todas las aguas medias se vería una especie de hueco dado por la ausencia de industria.

Por el lado de aguas altas, esta desproporción sugiere la presencia de fuerzas e intereses externos en pos del control de los recursos petroleros. Por el lado de las aguas bajas una fortísima dependencia del sistema productivo planetario.

Así, aislando la importancia del petróleo como recurso, mas no el poder económico no despreciable que éste brinda en el mercado mundial, la mayoría la cultura venezolana es vista externamente más abajo que las propias aguas bajas: como simples consumidores de bienes terminales.

2.3  Conclusión

Al notar la variedad de interpretaciones de la tecnología, la mayoría erradas en los términos de este escrito, la poca cantidad de instituciones tecnológicas, muchas de ellas degradadas o en crisis y disociadas del sistema productivo, y una notable falta de productividad mínima que le permita a la nación venezolana una mínima autonomía, no podemos sino concluir que la producción venezolana como suprainstitución es prácticamente inexistente, que más bien ha retrocedido. Todo esto con el pesar de que las voluntades ejecutiva y política de los últimos años han pretendido ganar mayor soberanía tecnológica, de que se han dispuesto suficientes capitales de inversión y de que se han aplicado políticas ejecutivas y económicas que en otras latitudes han dado resultados.

¿Qué ha sido entonces lo que no ha funcionado?

En propuestas previas ([Leó04], [FAA+07]) se ha pensado, y así lo reiteramos en la presente, que el estado venezolano ha sido víctima, sigue siéndolo y es resultado, de un profundo y descarado robo cultural. Un primer matiz de ese robo es material y consiste en una fuga de enormes capitales de la renta petrolera que sufre este país desde aproximadamente unos cuarenta años. A pesar de las políticas cambiarias y otras económicas, el gobierno actual no sólo no ha podido detener este robo, sino que lo ha agravado al fomentar más la crematística sin producción local. El segundo matiz es mucho más grave: a la cultura venezolana se la ha enajenado la posibilidad de concienciar el robo. Una de las mejores indicaciones de esto último es el frenesí consumista que han causado las políticas de importación y producción aguas abajo sin considerar los impactos sobre las redes de interrelación ni contemplar cómo incorporar y construir las cadenas productivas aguas arriba. La cultura venezolana ha reducido pues su autoctonía al devenir mucho más dependiente del exterior, lo que a su vez le ha ocasionado una pérdida de su autonomía. Su posibilidad de construir una supraestructura de tecnología está ahora más restringida.

Así pues, en los términos de la tecnología, Venezuela no posee una supraestructura tecnológica mínima que le brinde identidad productiva. Adolece también de falta de conciencia acerca de su existencia (la tecnología), no sólo porque no la tiene ni nunca la ha tenido, sino también porque carece de la capacidad para reconocerla en el contexto cultural mundial y de verse a sí misma dentro de él.

Hay varias fuerzas en juego que han impedido la mirada y cultivo de la tecnología venezolana. Enunciar y discutir cada una de ellas está fuera del límite espacial de este escrito. Fundamentalmente podríamos decir que, tanto a lo interno como externo, la principal fuerza contra la tecnología, se encuentra, quizá paradójicamente, en el rentismo petrolero y el robo que ya señalamos del cual aún se sigue siendo objeto.

Del lado interno, la renta petrolera le ha otorgado al país un poder económico desmesurado respecto al valor total de su escasa capacidad productiva. Este hecho ha redundado en que con el tiempo se haga más fácil económicamente sostener el modo de vida sobre bienes importados en lugar de producirlos autóctonamente. A su vez, esta actitud ha deparado en el círculo vicioso de la importación por sobre la producción, eliminando o limitando severamente las fuerzas culturales en pos de la propia producción local y fragmentando aún más la capacidad de mirada sobre la totalidad productiva.

Del lado externo, la riqueza petrolera, esencial para la tecnología mundial, atrae poderes extranjeros coaccionantes para la producción local. Los agentes que inicialmente se interesaron en la extracción petrolera fueron todos extranjeros, lo cual es explicable porque en las épocas iniciales de la extracción petrolera la tecnología como se nos presenta hoy en día le era desconocida a la cultura venezolana. Por tal razón, no había ningún interés autóctono en aprender y emprender la extracción petrolera. A esto hay que añadir que durante aquellos inicios los poderes extranjeros impidieron explícitamente el sembrado local de empresas petroleras.

Paulatinamente se fue ganando captación de ganancia y mayor autonomía en la toma de decisiones de extracción. Sin embargo, a la fecha actual, a pesar de poseer nominalmente una de las empresas petroleras más grandes del planeta, no se puede decir que Venezuela domine soberanamente su producción petrolera. Una indicación mostrativa de ello son los contratos mixtos que se están suscribiendo con empresas extrajeras para la explotación de la faja petrolífera del Orinoco, la cual alberga las mayores reservas probadas del planeta. Si se tuviesen suficientes fuerzas culturales internas, entonces en el seno de la cultura venezolana habrían aparecido agentes productivos que explotasen la faja, en lugar de los actuales agentes extranjeros. Que las condiciones contractuales, la renta y su repartición sean mucho mejores que las del pasado es bueno, pero sería mucho mejor que todo el petróleo venezolano fuese extraído por los propios venezolanos.

El hecho de que luego de más de una centuria de explotación petrolera Venezuela aún no sea capaz por sí misma de extraer su propio petróleo evidencia que no posee soberanía tecnológica sobre ese rubro. Al sumar esto con su merma histórica, también “centurial”, del resto de sus rubros productivos, podemos comprender en parte el robo que ya hemos señalado.

3  Recomendaciones generales para la apropiación tecnológica

No es el propósito de este escrito plantear un plan de recuperación o apropiación de la tecnología. Pero sí creemos propicio ofrecer consideraciones y lineamientos destinados a atacar las principales causas principales que van en contra de la apropiación tecnológica de una cultura. La mayoría de estos lineamientos están basados en no repetir los errores del caso venezolano y siempre con la advertencia de entender que la eliminación de las causas de un problema no necesariamente lo resuelve.

3.1  El problema de la actitud hacia la tecnología

Hay que encontrar maneras de concienciar en las dirigencias ejecutiva, tanto pública como privada, así como en el vulgo cultural, que la tecnología es un asunto muy político, de alta prioridad y que su apropiación está estrechamente relacionada con engendrar capacidades productivas culturales. Circunscrito al forjado de esta consciencia, y esa es otra razón por la cual la tecnología es un asunto muy político, se deben encontrar mecanismos para su cuestionamiento. Podría ocurrir, y al respecto hay sospechas bien argumentadas por algunos pensadores [Hei82], que la tecnología misma sea culturalmente peligrosa.

En términos culturales, el forjado de la consciencia tecnológica no es un mero problema lingüístico en el sentido de que seamos capaces de articular con el lenguaje construcciones que denoten nuestra eventual comprensión de las cosas. Esta manera de interpretar la consciencia es más bien un lastre que ha ocasionado abuso lingüístico y la falsa idea de que la consciencia y sus consiguientes actitudes se adquieren con escolaridad o propaganda, lo que a su vez, ante la ausencia o tergiversación de los hechos, conlleva al empobrecimiento en el significado y sentido del discurso. En una cultura la conciencia conlleva costumbres en torno a instituciones que produzcan bienes concretos de alguna clase (no necesariamente materiales). En el caso tecnológico estas costumbres se traducen a instituciones productivas sustentables; es decir, circunscritas en redes de interrelación y con fluidez en ambos sentidos (aguas altas y bajas). En fin, la conciencia cultural tecnológica se demuestra y adquiere en los hechos productivos, no en el discurso.

La cultura venezolana que ya arrastra décadas de muy poca productividad, con costumbres de consumo propias del rentismo petrolero, adolece pues de una falta de consciencia tecnológica.

Lo anterior indicia una gran dificultad: ¿cómo forjar una consciencia sobre lo que culturalmente no se conoce? A menudo, las culturas alemana y japonesa son tildadas de milagrosas o heroicas al apreciar que, luego de haber sido derrotadas y devastadas en la segunda guerra, lograron en muy poco tiempo colocarse entre las principales potencias productivas del mundo. Pero muchos de estos merecidos elogios ignoran el hecho de que antes de la guerra estas culturas ya tenían la consciencia tecnológica.

Las culturas orientales que han logrado la apropiación tecnológica, por ejemplo, India, China o Corea del Sur, tienen como rasgo común el conservar una identidad cultural autóctona que, aunque fue agredida por procesos de colonización, no fue destruida.

Nosotros pensamos que la raigambre cultural es muy importante porque ella, o parte de, es lo que posibilita la consciencia del bien o patrimonio público3.

En el caso de la cultura venezolana, así como en las de otras naciones de Latinoamérica, se ha perdido la idea de lo que es bien público. Esta pérdida, cual está estrechamente vinculada con la enajenación referida en § 2.3 ha sido causada por varias agresiones culturales a lo largo de la historia. En primer lugar Venezuela, así como la mayor parte del territorio americano, fue el botín de saqueo de las conquistas europeas sobre América. Muchas etnias americanas fueron exterminadas, y la mayoría de las sobrevivientes avasalladas durante un proceso de colonización de siglos. Posteriormente, sobrevinieron las guerras de independencia americana. Algunas de estas culturas independizadas, en particular la estadounidense, lograron forjar la tecnología porque la colonia ya les había instituido una identidad europea. Otras culturas latinoamericanas, encajadas dentro de la “Europa segunda” [Gue97], no pudieron evitar que en el resto del contexto mundial se les siguiese considerando como meros suplidores de materias primas. En el caso venezolano, a principios del siglo pasado sobrevino un proceso de transformación en el cual la renta petrolera fue desplazando, hasta prácticamente su aniquilación, a las producciones agrícolas tradicionales heredadas de la colonia.

Un plan de apropiación tecnológica tiene que asumir que sin producción local simplemente no hay tecnología. Pero en un principio esta asunción ha de ocurrir en ausencia de la consciencia tecnológica. ¿Cómo hacer pues para producir tecnología y a la vez adquirir su consciencia? Nosotros pensamos que es través del rescate o cultivo de la idea de bien o patrimonio tecnológicos públicos.

3.2  La importancia de lo público

Una manera sucinta de ejemplificar la idea de bien público, aunque no completa respecto a la riqueza de su significado, es mediante alusión a los “servicios públicos” tradicionales: transporte urbano y territorial, electricidad, aseo urbano, telecomunicaciones, sistemas postal, etc. A ese respecto es conveniente notar que la mayoría de las culturas tecnológicas se caracterizan por disponer de servicios públicos de altas prestaciones.

Por público no necesariamente entendemos que sean gratuitos, sino que estén al alcance libre y efectivo de toda la población que conforma la cultura.

Preguntémonos ¿qué sucedería en una cultura tecnológica si súbitamente se perdiese o degradase severamente alguno de estos servicios? Aunque es imposible determinar una respuesta taxativa, sí creemos factible esperar que la cultura de algún modo reaccione para reparar o renovar el servicio afectado.

Ahora preguntémonos ¿cuál sería el estado de la cultura venezolana si, doce años atrás, en lugar de comenzar desarrollos productivos aguas abajo, orientados al consumo individual y sustentados en su mayoría por importaciones, los cuales, tal como lo hemos reseñado, depararon en la degradación de los espacios públicos, en la ocurrencia el tráfico citadino, el gobierno venezolano hubiese consagrado sus recursos en instituir servicios de transporte urbano públicos con prestaciones de servicio de alto nivel? Aquí tampoco es posible responder taxativamente, pero, si asumiéramos que el gobierno venezolano hubiese tenido el suficiente liderazgo y carisma como para convencer a su población de esperar unos años más para obtener y disfrutar en plenitud un servicio público de transporte, entonces hoy nos parecería plausible esperar de la cultura venezolana una consciencia tecnológica en torno al transporte público.

Hemos encontrado, pues, un sutil argumento para sugerir que los planes de apropiación tecnológica estén orientados a la construcción de espacios culturales de encuentro con lo público. Una manera, entre otras, de acometer esto es a través de los servicios públicos, los cuáles, no casualmente, se sustentan en la tecnología.

3.3  El cultivo y la autoridad práctica

Dado que la tecnología sea una suprainstitución constituida por otras instituciones, parece evidente que para poder apropiársela sea necesario forjar nuevas instituciones de diversa índoles: educativas, productivas y de prestación de servicios.

En su sentido costumbrista, las nuevas instituciones no aparecen por simple decreto o por la mera construcción de su infraestructura. Al contrario, se forjan lentamente, con paciencia y sin tener en sus comienzos una imagen exacta de los resultados finales. Ante esta inevitable incertidumbre, y en general para las consideraciones que plantearemos en el resto de esta sección, es muy importante el tener una disposición de “cultivo”, en el sentido de que los resultados se aprecian y se conciencian cuando se recogen los frutos, no al inicio cuando comienza la siembra.

En consideración a lo anterior, creemos que es muy importante que los proyectos de apropiación sean liderados por personas con la suficiente autoridad. El carisma es un componente sumamente importante en el liderazgo y éste a su vez en la gerencia, fundamentalmente cuando se está emprendiendo. Puesto que los cultivos toman tiempo, es esencial que a los emprendedores se les dé tiempo. Ante la incertidumbre es normal que frente a la toma de decisiones un emprendedor sea visto como “autoritario”. Pero más allá de ese eventual “autoritarismo” es críticamente esencial que el emprendedor tenga autoridad práctica, o sea, que haya sido autor en el área objeto de su institución. La no observancia de esto es quizá uno de los principales errores del caso venezolano.

A menudo, probablemente debido a que al observar conductas autoritarias en culturas que han logrado apropiación tecnológica, por ejemplos, los monopolios de principios de la tecnología (en Inglaterra y EEUU), o sistemas de gobierno ciertamente autoritarios (Unión Soviética, Chile, China, ...), se infunde la creencia de que el autoritarismo es una condición deseable o necesaria para el cultivo tecnológico. Sin embargo, al margen de los siniestros, si uno mira mejor la historia tecnológica de aquellas culturas, encontrará fracasos notables en la mayoría de las veces en que los proyectos tecnológicos fueron liderados por individuos sin autoridad práctica. Análogamente, también encontrará que la mayoría de sus triunfos fueron liderados por personas con estrechos vínculos prácticos.

La autoridad práctica es pues fuertemente aconsejable, además de otras virtudes inherentes a la gerencia.

3.4  Los rubros prioritarios

La tecnología tiene muchísimos rubros, pero entre esa miríada hay unos que son vitales para cualquier cultura. Al respecto consideramos tres ámbitos:

  1. La soberanía alimentaria: una cultura debe perseguir, por supuesto con base a sus capacidades agropecuarias naturales autóctonas, el lograr una plena soberanía alimentaria.
  2. Los servicios básicos de vida: entendidos estos como aquellos del tipo señalados en la subsección anterior que sustentan un modo de vida en condiciones dignas.
  3. La salud y educación: las cuales deben ser ámbitos separados de los servicios básicos para evitar el riesgo de ser incluidos, equiparados o confundidos entre sus cadenas productivas.

A condición de asegurarse de que el retorno de inversión, o parte de, sea empleado para subvencionar rubros en los ámbitos prioritarios, es plausible que el estado apoye abiertamente el desarrollo de tecnologías en otros ámbitos.

3.5  La importancia de la red

Ya desde § 1.3.3 establecimos el carácter esencial y prioritario que juegan las redes de interrelación en los sistemas tecnológicos. Los actores planificadores deben aceptar que, cualquiera que sea el rubro, la soberanía tecnológica se ejerce antes que nada a través de la red de interrelación que le esté asociada. Enfaticemos esta importancia a través de algunos ejemplos.

No es posible desarrollar industria pesada propia sin una red suficiente de potencia eléctrica. Mientras que sí es posible tener industria pesada, como en efecto ocurre en muchas geografías, con materias primas importadas, siempre y cuando se tengan los mercados aguas abajo.

Análogamente, no es posible tener instituciones estables de comercio o gobierno electrónico sobre INTERNET si no se dispone de una red de telecomunicaciones fiable y de suficientes prestaciones.

Tampoco se puede tener un sistema alimentario autónomo de alta escala sin redes de obtención de insumos (abonos, maquinaria agrícola, etc), de distribución de cosechas y de transporte de productos.

Las índoles de las redes dependen de la criticidad y prioridades que tengan los rubros y de los recursos conque se cuente. Pero sería imprudente acometer desarrollos en un rubro cualquiera sin antes haber estudiado detallada y responsablemente sus redes de interrelación.

En los términos de la metáfora del aserradero, los proyectos de red tienen el valor de fungir como río; es decir, de ser un medio de trasporte transversal a todas las aguas. Además, su cuidado (el del río) requiere el concurso de otros sistemas y niveles productivos. Esto nos permite resaltar aún más el carácter esencial de privilegiar las redes de interrelación, pues sirven de abono a los cultivos tecnológicos que les son asociados, conllevando la posibilidad de engendrar y desencadenar otros proyectos tecnológicos en las cadenas productivas ligadas a las infraestructuras de la red y a los rubros que ésta interrelacione a lo largo de los distintos tipos de aguas. Como ejemplos de este efecto podemos mencionar al ferrocarril en diversas culturas, la electrificación en la Unión Soviética y al sistema de telecomunicaciones francés.

Una manera adoptada por muchas economías para aprovechar el carácter desencadenante de la construcción de redes consiste en instaurar parques industriales en las periferias que tengan acceso a la red.

Finalmente, si bien es estratégico que estos proyectos tengan carácter público en el sentido ya tratado, notemos que el logro de esto no desdeña la inversión privada ni excluye, especialmente en sus inicios, a los monopolios. El problema primordial es instituir la red; el hacer completamente pública su gestión o librarla de monopolios son problemas que vendrían después, en función de las circunstancias.

3.6  Las prioridades entre los niveles productivos

Dada la complejidad planetaria de la tecnología es muy difícil, y probablemente poco práctico, apropiarse de toda ella, inclusive de una sola cadena productiva completa. Esta aprensión no implica que no se hayan de establecer prioridades en los niveles productivos.

A tenor de esto, es altamente preferible, una vez establecidos los rubros en función de las prioridades y proyectos en torno a sus redes de interrelación, que el orden de apropiación de los nodos productivos sea desde las aguas altas hacia las bajas. Si las circunstancias hacen cambiar ese orden, entonces es imperativo un cronograma factible y detallado de sustitución de importaciones o, en su imposibilidad fáctica, por ejemplo la carencia territorial de una materia prima, un plan de diversificación de proveedores.

La experiencia venezolana en comenzar la apropiación en las aguas más bajas, que según lo señalamos en § 2.2.2 desató un fuerte consumismo, es un buen indicio de lo que puede ocurrir cuando se invierte este orden. Por eso, entre otras razones, es imperativo que el estado no participe activamente en aguas bajas en rubros que no son prioritarios, mas sí vigile y supervise la actividad privada.

El rol ideal de un posible intervencionismo de estado consistiría en supervisar férreamente el cultivo tecnológico de los rubros prioritarios. Un estado más intervencionista no es deseable; pero hay que reconocer que a veces, y este fue el caso de desarrollo de algunas economías asiáticas, la intervención puede corregir rápidamente problemas, siempre y cuando se encuentren gerencias sustitutas efectivas. Aquí, considerando el orden de prioridad que comienza por la red, aguas altas, medias y bajas, la criticidad de la intervención depende de garantizar que la gerencia sustituta sea efectiva, lo cual a su vez requiere de autoridad práctica.

3.7  La enseñanza e investigación

Si en realidad se desea una tecnología soberana, en el sentido de posesión planteado en § 1.7 (las facetas autóctona, autónoma e infraestructural), entonces es indispensable tener un sistema educativo de excelencia, que trascienda más allá de los niveles primario, secundario y superior forjando educación de cuarto nivel. La principal razón, aunque ciertamente instrumental, es que si se pretende ser autóctono y autónomo, entonces hay que ser competitivo respecto a fuerzas tecnológicas externas, lo que no sólo conlleva la ventaja de tener mayor resistencia frente a estas fuerzas, sino que eventualmente podría permitir la exportación de tecnología.

Así pues, la cultura interesada en la apropiación tecnológica debe comprender que la competitividad requiere formación de investigación de altísimo nivel. A este tenor es pues indispensable la instauración de centros de enseñanza e investigación avanzados.

Aunque ciertamente habrán casos en que estos centros deban ser especializados, nosotros creemos que es contraproducente que el estado imponga las áreas de investigación, pues éstas y su inspiración no se decretan, especialmente cuando no se posee la tecnología. Por eso, estas instituciones deben tener un grado de autonomía respecto al estado, sin que ello impida que éste las financie. El principal estímulo que daría el estado sería el de ofrecer aplicación práctica en sus proyectos de cultivo tecnológico. Aquí cobra redundar la importancia de los parques tecnológicos dentro de las periferias de las redes de interrelación, pues ellos fungen como “atractores” de emprendedores formados en los centros de investigación.

No es una condición que los centros de investigación estén cercanos a los centros de producción. Al contrario, aparte de que la distancia de los centros productivos les puede favorecer en su autonomía, en la razón geográfica de estos centros debe primar su cercanía con el conocimiento; por ejemplo, en una zona dónde estén universidades.

Una acción esencial por parte del estado es que éste efectúe seguimiento y evaluación rigurosa de todas sus instituciones educativas y coteje los resultados con los planes tecnológicos. Estas evaluaciones no deben confundirse con estímulos o premiaciones.

En la medida en que las circunstancias lo permitan, con el ánimo de captar más agentes interesados en la producción de conocimiento, los trabajos de investigación deben ser abiertos y de libre acceso y uso. Por supuesto, ante la probabilidad de estar circunscritos a los tratados GATT/OMC se impone considerar seriamente su patentado.

References

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[FAA+07]
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Ramsés Fuenmayor. Sentido y sinsentido del desarrollo. Universidad de Los Andes - Consejo de publicaciones - Consejo de Estudios de Postgrado, 2000.
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José Manuel Briceño Guerrro. La identificación Americana con la Europa Segunda. Universidad de Los Andes, 1997.
[Hei82]
Martin Heidegger. The Question Concerning Technology, and Other Essays, chapter The Question Concerning Technology, and Other Essays, page 224. Perennial, 1982. Versión transformada por Ramsés Fuenmayor (con ayuda de esta traducción al inglés y de la versión original en alemán) de la traducción de Eustaquio Barjau publicada en: Heidegger M. (1994) ”Conferencias y Artículos“. Ediciones del Serbal. Barcelona.
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Lílido Ramírez. El parque automotor en la República Bolivariana de Venezuela, estratos medios de la población y elecciones 2012. período 1990-2011. http://despertaruniversitario.org/2011/12/24/el-parque-automotor-en-la-republica-bolivariana-de-venezuela-estratos-medios-de-la-poblacion-y-elecciones-2012-periodo-1990-2011-y-parte-ii/, 2011.
[Var07]
Oscar Varsavsky. Ciencia, política y cientificismo. Ediciones del Ministerio del poder popular para la ciencia y tecnología/Monte Ávila, 2007.

1
Expresión del filósofo venezolano José Manuel Briceño Guerrero.
2
Desde una perspectiva local el medio ambiente podría considerarse como una fuerza interna. La calificamos de externa para considerar la totalidad planetaria.
3
Puede consultarse [FAA+07] para una discusión mucho más rica de la idea de bien público y el proceso de enajenación que Venezuela ha sufrido.

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